Columna


Nostradamus Montoya

REDACCIÓN COLOMBIA

06 de septiembre de 2009 12:00 AM

ANTONIO HERNÁNDEZ GAMARRA

06 de septiembre de 2009 12:00 AM

Michel de Notre-Dame, o Nostradamus, fue un nativo de Provenza que en la primera mitad del siglo XVI se dedicó a consultor astrológico y, al decir de sus seguidores, predijo cuanto ocurriría en los siglos venideros. Profecías sobre las que han existido desde siempre dos bandos irreconciliables: el de quienes las creen y el de quienes no las creen. Por formación, los economistas poco confían en vaticinios, ya que saben que el fuerte de esa disciplina consiste en explicar los eventos después de ocurridos y no en predecirlos. Para solo mencionar un ejemplo notable, en julio de 2008 los economistas del Fondo Monetario Internacional proyectaban que la economía mundial crecería en 2009 al 4%. No se sabe si reír o llorar, en vista de la profunda depresión de la economía mundial desde el pasado septiembre y sabiendo que el crecimiento de este año será negativo en más de 1%. Los burócratas, sobre todo cuando tienen intereses que defender, suelen por el contrario ser aficionados a las predicciones, en especial cuando dan cuenta de la futura felicidad de sus súbditos merced a sus ejecutorias. Si las predicciones de la burocracia hubiesen resultado ciertas Colombia habría dejado de ser hace rato un país pobre y nuestra infraestructura portuaria, ferroviaria y vial sería envidia de los países más avanzados del planeta, para sólo mencionar dos ejemplos. No vale la pena, pues, referirse en abstracto a los artificios de la burocracia para predecir felicidades futuras. Sin embargo, hay casos en que es de justicia dejar constancia de las mismas pues por ahí va y las generaciones futuras no le den el debido crédito a ciertos colegas de Nostradamus que empiezan a surgir en Antioquia, como el señor Director del SENA, doctor Darío Montoya. En aprietos porque el representante Jorge Enrique Rozo sindicó a la Jefe de Planeación del Instituto, doctora Juanita Pérez, de intentar persuadirlo de votar la ley del referendo mediante jugosos halagos burocráticos, el doctor Montoya negó las acusaciones. Pero fue más allá: al ser interrogado sobre si le gustaría que el Presidente Uribe fuera reelegido por segunda vez, manifestó: “es muy difícil que en los próximos 100 años el país tenga un Presidente tan excelente, tan excepcional como Alvaro Uribe”. (El Tiempo, jueves 27 de agosto – pág. 1-4). Como he dicho, no creo en profecías por razones profesionales pero pronóstico tan lisonjero y tan directo merece un comentario. Si el Doctor Montoya tuviese razón en los próximos 100 años ningún presidente bajaría la tasa de desempleo a menos de un dígito, ni disminuiría durante su mandato el número de los indigentes y ninguno lograría que retrocediera el índice de desigualdad en la distribución de los ingresos. Y ello sin necesidad de señalar que en los próximos 100 años los presidentes tendrían que seguir cambiando las reglas del juego en mitad del partido para propiciar la ampliación de sus períodos. Si el Doctor Montoya estuviese en lo cierto el bienestar de los colombianos y la equidad social seguirían sufriendo continuo deterioro al punto que los terremotos, las guerras, las epidemias y los asesinatos que predijo Nostradamus palidecerían ante el caos social que para entonces existiría en nuestro país. *Director académico del Observatorio del Caribe Colombiano. ahernandezgamarra@gmail.com

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS