Columna


Nuestra lacra

MIGUEL YANCES PEÑA

03 de agosto de 2009 12:00 AM

MIGUEL YANCES PEÑA

03 de agosto de 2009 12:00 AM

Se nos vino encima nuevamente la época de lluvia y mareas altas, y que se sepa, no se ha implementado ninguna solución piloto que permita experimentarla en esta temporada, con el fin de reproducirla en los demás sitios para la próxima. Se ha planteado a través de este medio la necesidad de elevar las vías de Transcaribe como un primer paso en la dirección de elevar la ciudad. Creo que quienes así opinan cometen tres errores: el primero, que es imposible elevar de nivel la ciudad con sus casas, monumentos y edificios; el segundo, que al elevar las vías de Transcaribe lo máximo que se logra es que no se inunde la vía, pero el resto de la ciudad seguiría en un hueco del cual sería más difícil evacuar el agua; y tercero que por muy alto que se pueda elevar la vía (y la ciudad), siempre existe el riesgo de que la marea suba más. Desde esta columna hemos venido haciendo un análisis de la situación que se presenta, no sólo con la invasión de las aguas marinas en época de marea alta, sino también con el emposamiento de las aguas lluvias cuando la marea sube. Como decía, es una utopía pensar en elevar la ciudad; cuando más se puede no seguir construyéndola en las zonas con riesgo de quedar bajo el nivel de mar. También es utópico, o al menos responsabilidad de todos regresar el mar a niveles de épocas anteriores. Lo indicado es proteger la ciudad de las mareas altas con malecones, y evacuar las aguas lluvias que quedarían atrapadas, con un sistema automático de drenaje movido con bombas eléctricas. Los malecones tienen la facilidad de que se pueden elevar fácil y económicamente, tanto como lo haga la marea. ¡Las vías y la ciudad no! ¿Cuánto vale esa solución? Ni idea. Hay que hacer el diseño en detalle y costearlo, pero de todos modos será más barato que elevar toda la ciudad. La época de verano y de mareas bajas es la indicada para construir al menos una solución puntual, y esperar la época crítica para probarla y mejorarla; y una vez perfeccionada, desarrollarla en todos los puntos críticos. No esperemos que otros –los capitalinos, por ejemplo- nos digan que tenemos que hacer, no sea que pase como con Transcaribe, que en lugar de abrir una vía nueva o ampliar la Pedro Romero y la Vía a Olaya, demolieron para volver a construir, la única troncal de la ciudad. Mirar como resuelven el problemas en otras ciudades (New Orleáns en USA y Ámsterdam en Holanda) vale, pero adaptando las soluciones a la ciudad, no copiándolas al carbón. Creo que el Gobierno local debe aprender a confiar en sus ingenieros (no en los mejores relacionados, esos tal vez ya olvidaron lo fundamental) sino en los que aun ejercen la profesión, entre otras porque esa es la única forma de prosperar. En eso tenemos que aprenderles a los antioqueños. Si se les permite, con los años, todos los seres humanos son capaces de superar lo aprendido; de inventar o desarrollar creatividad. El intérprete comienza ejecutando melodías y termina haciéndolas. El pintor y el cantante imitando y copiando, pero luego desarrollan sus propio estilo y personalidad. Igual pasa con los arquitectos, ingenieros, médicos, abogados, en fin, con todas las actividades del ser y humano. ¡Nuestra mayor lacra es impedirnos a nosotros mismos! *Ing. Electrónico, MBA, Ex Superintendente (Pensionado) Electricaribe. myances@msn.com

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