Columna


Ojo con el Caribe

CLAUDIA AYOLA ESCALLÓN

18 de marzo de 2010 12:00 AM

CLAUDIA AYOLA ESCALLÓN

18 de marzo de 2010 12:00 AM

He escuchado comentarios positivos sobre la refinada democracia colombiana, pero el proceso electoral controvertido nos obliga a cuestionarla. Un Presidente que pide al Procurador que investigue al Registrador por romper la ley seca. Unas fotografías publicadas por la revista SEMANA, en las que se ven vasos con un contenido amarillento -similar al whisky- dentro de oficinas de la Registraduría. Un Registrador, que como antecedente, había dicho que el referendo reeleccionista de Uribe ya estaba fuera de tiempo. Una opinión pública que no sabe qué creer, que se pregunta si acaso el Presidente busca un chivo expiatorio. Votos en urnas sin sellos y sin candados. Candidatos herederos de la parapolítica felices en el Congreso, saboreando su victoria. Compra y venta de votos…; por tejas, por arroz con cerdo, por 10 mil pesos con arepa con huevo, por un viaje al pueblo, por una botella de ron, por la cuota inicial de una prótesis dental…; votos, votos vendidos y comprados. Si el Registrador habla como ebrio cuando está sobrio, no es culpa de él ni de nadie. Pero el Presidente se la montó y le pidió al Procurador que lo investigara. El Registrador se defendió y dijo que fuerzas oscuras lo querían fuera de la Registraduría. Sin embargo, las elecciones parecían cosa de borrachos. Nos emborrachamos en interminables conteos de votos y en la mala leche entre dos candidatos de consulta de partido que fantaseaban con ser presidentes. Nos emborrachamos en todas las posibilidades de compra de votos y nos emborrachamos en la carnicería voraz de intereses particulares. No hubo confianza de nadie. Todos sospechaban de todos. Todos estaban bajo sospecha. Algunas campañas usaron la imagen del Presidente y sólo dos días antes de las elecciones, el Consejo Electoral dijo a los medios que debían salir del aire. Adelina Covo lo dijo en un noticiero del medio día, pero en la pauta comercial salió la propaganda de Marta Lucía Ramírez, usando la misma imagen de Uribe. Hubo de todo en estas elecciones. El voto Caribe ganó, pero cuando encontremos la autonomía soñada, nos iremos de cara con una realidad mucho más severa. No bastará independizarnos de una Colombia centralizada que ha excluido al Caribe, será necesario limpiarnos de vicios viejos que también son razón de nuestra pobreza. Mayores recursos llamarán la atención de los corruptos y en la región, la corrupción camina serena por las calles y el hambre habita corazones que sólo le dan el voto a quien paga por él. La Misión de Observación Electoral (MOE) ya había anunciado riesgo electoral para los departamentos de Córdoba, Sucre, Magdalena y César. Candidatos poco honorables lograron curules como “honorables” miembros del Senado y su mayor votación la encontraron en algunos departamentos de la región. La regionalización del Caribe enfrenta un riesgo que se notó en el caos de las elecciones pasadas: cuidarse de que así como se negocian los votos, no se termine negociando también el Caribe. *Psicóloga claudiaayola@hotmail.com

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