Columna


Lo que estamos viendo y oyendo es como cuando uno se mete en un gallinero: todas dicen lo mismo a toda hora y en coro, ninguna piensa ni lo hace diferente. De igual manera el “uribismo” se dedicó al tema de la “seguridad democrática” y la violencia generalizada en el país. Parece que es la única propuesta, porque de los demás temas como desplazados, desempleo, miseria, nada por lado alguno. Cada vez que cualquier otro candidato, en este caso principalmente Antanas Mockus, coge la delantera en las encuestas, algo pasa con relación a la guerra, al conflicto, y vuelve y juega el discurso de todo lo que se ha logrado en esta materia, que entre otras, vemos como por todas partes hacen presencia los grupos y se habla de enfrentamientos, de dados de baja, de asesinatos, de intentos de tomas, etc. Es el cuento de nunca acabar y el discurso veintejuliero de los triunfos y partes de guerra. Juan Manuel Santos y otros solo sacan pecho con este tema, pero el país está sumido en una situación de pobreza que da grima. Ni hablar de los aplausos que arrancan de quienes los escuchan, pero lógicamente ellos saben en donde pronuncian esa retahíla de frases guerreristas que los ha mantenido en el poder y que vendieron por las circunstancias que todos conocemos. Ese tema está agotado, si los hechos fueran como ellos lo dicen. Pero lo que se vive y se oye además de sentirse, es que el conflicto continúa y que los enfrentamientos se producen a diario, no sé si como estrategia para vender de lo mismo o que no han sido capaces de llegar al tan anhelado triunfo militar. Ya en el léxico de los colombianos están las palabras: dado de baja, desmovilizados, capturados, enfrentamientos, partes de guerra, minas antipersonal, AK 47, punto cincuenta, cristalizaderos, hágalo de cuenta mía, acabarlos, etc., etc. Nos impusieron esto en lugar de reconciliación, diálogo, ternura, progreso, posicionamiento, desarrollo, amor, respeto, dignidad, justicia, propuestas, Constitución, etc. Por todo esto vemos que los que hacen una campaña diferente dentro de lo que se denomina respeto y que no quieren caer en el cuento de la guerra como factor determinante en el país, llevan la delantera de intención de voto, como es el caso de Antanas Mockus. La ola crece y por los hechos de politiquería, de utilización de lo público para ganar adeptos, de corrupción, les llegó la retirada del poder. El pueblo no es tonto y la manipulación no tiene cabida y mucho menos si es a través de la publicidad negra. Los que se creían con el derecho a hacer y deshacer, se les acabó el cuarto de hora, como se dice popularmente, como en el caso del ex ministro Andrés Felipe Arias. El fin no justifica los medios y el pueblo se cansó de la política de que todo vale, como trataron de imponerlo en estos ocho años. Los llamados abstencionistas se están moviendo y también aquellos que piensan que las palabras dignidad, respeto, justicia, honestidad, son las que determinarán quien es el próximo presidente de Colombia. Ojalá sea en primera vuelta, o de lo contrario, nos exponemos a que en la segunda el país sea noticia internacional por el procedimiento que escogería al primer mandatario y que no sería precisamente por democrático. Ya los conocemos. *Periodista, ex asesor de paz del gobierno Pastrana, ex facilitador del gobierno de Uribe para un acuerdo humanitario. lviveropaniza@hotmail.com

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