Columna


Pasó en Puerto Libertador

EDMUNDO LÓPEZ GÓMEZ

09 de febrero de 2010 12:00 AM

EDMUNDO LÓPEZ GÓMEZ

09 de febrero de 2010 12:00 AM

El padre Regino, párroco de Puerto Libertador, es un hombre cordial, con mucha ascendencia entre sus feligreses. Me topé con él en Montería en el restaurante “La Bonga”, degustando el suero más sabroso del mundo y un plato de lomito fino, de esos que emulan con los de “La Cabaña de Las Lilas”, de Buenos Aires. Hombre simpático y persuasivo, además, el padre Regino me invitó a la Feria de San Isidro, en donde se haría un remate de ganados con destino a una obra para el templo de su parroquia en el pueblo cordobés. Fui a la Feria y como no soy hombre de haciendas ni ganados, extendí un modesto cheque a favor del padre Regino, que él agradeció como si hubiera recibido el producto del remate de un novillo gordo de los que le regalaron sus amigos hacendados, quienes, de paso sea dicho, suelen congraciarse con Dios los días de Feria, tal vez porque son conscientes de los malos salarios que les pagan a sus trabajadores…; Pero el cuento va para otra parte. Un cacique político de Puerto Libertador, con canas a la vista, famoso por sus piruetas electorales, al verme, y creyendo que yo había ido al pueblo para hacer proselitismo político, me dijo con tono de lástima: “Hombe, docto, llegó tarde porque un candidato ya compró un lote de 8 concejales liberales, y sólo quedan sueltos 5 godos que no han amarrado todavía.” Le dije en voz baja al padre Regino, quien tiene una colección de anécdotas de buena leche, que el remate de concejales que hizo el político bien habría podido ser uno de los atractivos de la Feria de San Isidro…; Pese a que el episodio se prestara para gracejos, la compra del “lote de concejales” de que diera cuenta el hombre con canas, era, sin embargo, la prueba reina de la degradación de la política en un departamento donde la corrupción ha hecho metástasis total, como el más devastador de los cánceres; y probablemente en la región se me tenga como un viejo iluso, cuando le pido todos los días al Dios de los luceros y de las nubes que haga llover opinión para derrotar esas prácticas corruptas…; Hoy, sin embargo, soy optimista. Por decisión judicial, a la gobernadora de Córdoba le anularon su inscripción cuando el Partido Liberal, víctima de su engaño, la acogió como su candidata en las elecciones regionales pasadas. Ella, a sabiendas de su inhabilidad, sin embargo, no la confesó. Y eso, más que una violación a la ley, fue un acto contra la ética pública, con graves consecuencias para el prestigio de un departamento que, por desgracia, no sale del ojo del huracán…; Pienso que, ante tantas experiencias deplorables, el pueblo cordobés podrá, a través del voto secreto -que protege la libertad de elegir-, de escoger el próximo 14 de marzo a los senadores y representantes que llevarán su vocería en el Congreso, pero esta vez, con prestancia moral y preparación suficientes para legislar y asumir debates de control político, de cara al país. En fin, lo que sucedió en Puerto Libertador convoca a rectificaciones profundas. *Ex congresista, ex ministro, ex embajador. edmundolopezg@hotmail.com

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