Columna


Pensar en grande

REDACCIÓN SOCIALES

08 de mayo de 2010 12:00 AM

CARMENCITA DELGADO DE RIZO

08 de mayo de 2010 12:00 AM

La columna histórica de Rodolfo de la Vega permite afirmar, pues soy testigo de excepción, que a finales del Siglo XX sí hubo cartageneros que pensaron en grande. Testimonios así, controvertibles si es el caso, facilitan la tarea a nuestros historiadores y sirven para que nuestra juventud los tenga frescos. Entonces, pensar en grande: fue extirpar el cáncer del Mercado Público de Getsemaní, en peor estado y peligro que el deteriorado Bazurto, pues ya había amenazado nuestro Centro Histórico y sin el, ¿qué sería de Cartagena? Desde el Reducto hasta el parque Centenario, incluyendo las calles Larga, del Tablón y Primera de Badillo, Avenida Venezuela hasta la india Catalina, quedaron despejadas en un año de trabajo. Fue atreverse a proponerle al presidente Alfonso López apoyar un Centro de Convenciones donde aún estaba el mercado, y pensar en grande fue proponer al Banco Interamericano de Desarrollo inaugurar el futuro Centro de Convenciones en 1982, como ocurrió. Y fue organizar en un Bazurto ya listo, pero a un mes del traslado, la constitución de la entidad, que construiría el Centro de Convenciones con el Presidente y su Gabinete. Fue con-quistar a Rafael Gama Quijano para que construyera un Centro de Convenciones que no le costó nada a Cartagena, y fue obtener la decisión del Presidente Julio César Turbay, con la invaluable ayuda de la gobernadora Elvira Facio Lince, de terminar el Centro de Convenciones. Es una obra de dos presidentes. Fue preparar a la ciudad para los gran-des cambios al trasladar el mercado, y el gran impulso al turismo con el Centro de Convenciones. Y es haberlo logrado por primera vez en la historia de Colombia, con un Plan de Desarrollo mediante delegación expresa del Concejo Municipal, poniendo a trabajar a 35 entidades oficiales y privadas y a 65 profesionales para lograrlo en sólo seis meses, con disposiciones aún vigentes. Y fue analizar lo que ocurrió en Getsemaní, para dejar un Bazurto organizado y con un gran plan de mercadeo para muchos años, desafortunadamente desatendido. Fue enfrentar opositores de toda clase, incluyendo escándalos periodísticos y amenazas de muerte, para conseguir en sólo 7 meses, la confirmación de la financiación del Gobierno holandés y colombiano, y dejar contratada, para construir en sólo dos años por el valor previsto, la obra que salvaría la Ciénaga de la Virgen, mejoraría las condiciones de la Zona Sur-oriental e impulsaría el desarrollo turístico de la franja de la Boquilla: La Bocana. A propósito de la Zona Suroriental, fue proponer un nuevo sistema de alcantarilladlo al alcance de las condiciones sociales, culturales y económicas de la población, que mereció el galardón más alto de la ingeniería en Colombia: el Premio Nacional de Ingeniería, descartado en Cartagena pero aplicado en Colombia y otros países, incluso de nivel económico muy alto. Afortunadamente nuestra Alcaldesa también piensa en grande: decidió rescatar el Mercado de Bazurto, y apoyar una nueva etapa para el Centro de Convenciones; está al frente de la coordinación de la Bocana un ingeniero civil y sanita-rio, que sí entiende su funcionamiento y el potencial enorme de la Ciénaga. Haber pensado en grande ese final de siglo fue pensar en Cartagena con la ayuda de un equipo formidable, que algunos cartageneros aún no lo han olvidado. *Antologista cardelva@gmail.com

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