Con el rótulo utilizado en su presentación por Guillermo Perry, titulé esta columna. La intervención del ex Ministro de Minas y Energía y de Hacienda y Crédito Público tuvo lugar en el Seminario “Repercusiones que en la economía colombiana tiene la inversión extranjera en el sector minero y energético”, realizado la semana anterior en Bogotá, por iniciativa del Colegio de Abogados de Minas y Petróleos, la Asociación Colombiana del Petróleo y el Organismo Latinoamericano de Minería. El foro contó igualmente con la participación de Carlos Caballero Argáez y de Juan Camilo Restrepo, ambos ex titulares de la cartera de Minas y Energía y el último también del despacho de Hacienda y Crédito Público. Las cifras sobre el flujo de capitales foráneos destinados a la exploración y a desarrollos en minería y la industria de hidrocarburos, motivó la convocatoria del evento. Los números hablan por sí solos: en 2008, de un total de inversión extranjera de USD$10.583 millones, el sector minero y energético recibió USD$5.330 millones, y en los primeros nueve meses de 2009, según datos del Banco de la República, USD$4.816 millones tuvieron similar destino, con una equivalencia del 74% frente al monto global captado. Confirmándose el sesgo cultural que nos previene ante la prosperidad, no han faltado quienes han visto en este fenómeno económico una especie de maldición gitana. Se nos habla de una posible “enfermedad holandesa”, que ocasionaría una espiral inflacionaria, y se llama la atención sobre alguna volatilidad que en las cotizaciones de estos “commodities”. Por el contrario, el ex ministro Restrepo se refirió al “saludable auge” de las actividades minero energéticas, criterio compartido por sus colegas Caballero Argáez y Perry. Otra cosa es la forma como maneje el Estado colombiano esta coyuntura favorable. Las experiencias positivas de Noruega, Chile e Indonesia, así como de Australia, Canadá y Nueva Zelanda, son aleccionadoras. Se requiere, sí, una política fiscal responsable. Y es aquí donde pueden surgir las verdaderas preocupaciones. Con un desequilibrio fiscal que entre el 2009 y el 2015 podría representar el 0,7% del PIB, se impone disciplinar las fianzas públicas. Es inaplazable darle vigencia a una auténtica “regla fiscal”, como lo ha planteado en buena hora el Ministro Óscar Iván Zuluaga, que corte de raíz el desfase entre los recaudos y las expensas del fisco. Un primer paso sería la aplicación rigurosa de la ley 819 de 2009, que prohíbe expedir, en el nivel nacional y territorial, presupuestos deficitarios Nuevos puestos de trabajo, más divisas por exportaciones, contribuciones a los fiscos territoriales por regalías e incremento en el comercio local de bienes y servicios, son aportes de la minería formal y la industria petrolera a las localidades y regiones donde se desempeñan. Ahora apremia el aprovechamiento del buen cuarto de hora que experimenta nuestro país, en minería y petróleo, manteniendo un buen clima de inversión. Esto requiere estabilidad institucional, política y jurídica, y una conducción económica sana. *Abogado Consultor en Minas e Hidrocarburos. marcan2@etb.net.co
NOTICIAS RECOMENDADAS
Comentarios ()