Columna


Polémica conveniente

JAIME ANGULO BOSSA

12 de junio de 2009 12:00 AM

JAIME ANGULO BOSSA

12 de junio de 2009 12:00 AM

Vicente Martínez Emiliani, meritorio Pte. de la Academia de Historia de Cartagena, reitera su tesis de que al Teatro llamado Heredia por errada decisión de las autoridades municipales de 1933 que así le hicieron homenaje filocolonialista al conquistador español y desecharon, sin razón mayor, el nombre sobrio de Municipal que ostentaba desde 1911 como corolario de un proceso independentista y de inobjetable legalidad republicana, no se le llame Adolfo Mejía, notable músico que siendo de Sincé rubricó su reconocida obra en Cartagena donde vivió y murió. Aquí doy mis argumentos a favor de que se le distinga como Teatro Distrital Adolfo Mejía. Martínez con fervor defiende su conocida y vieja posición. No le critico su ferrado afán de mantener el apelativo que él llama “de los abuelos” por suponerlo tradicional, que incierto es, sino por negar la importancia que el nombre de Municipal, libre de cualquier sospecha ideológico política, adoptado en 1911 con motivo del primer centenario de la Independencia de Cartagena tuvo hasta 1933 cuando autoridades guiadas por involutivo reformismo lo bautizaron Heredia eliminando sin causa el de Municipal que imparcialmente ostentaba. Y no creo que el de Heredia surgido en 1933 sea el que nuestros abuelos oían y luego transformaron en imaginaria e intocable “tradición”, pues muchos de los nuestros probablemente escucharon más el de Municipal, distintivo ajeno a toda controversia política en razón de su naturaleza legal y administrativa, contrario al de Heredia que en ella de bulto aflora, dados sus linderos con lo colonialista y antirrepublicano. Por otra parte, y no lo digo por chiste, el Heredia es nombre próximo más a la memoria reciente de nuestros tíos que a la lejana de nuestros papabuelos, a menos que documentalmente se pruebe lo contrario. Y no creo que aquellos hayan creado tradición tan importante como la grandiosa de las murallas. Libre de inhibiciones ideológicas o históricas y contribuyendo sin pasión al curso de la polémica, expongo aquí algunas de las ideas que rodean mi actitud y pocos arguyen. Lo que ocurre en torno de los nombres Heredia y Adolfo Mejía no es superficial ni anecdótico, sino de fondo y trascendental, y tiene que ver con las connotaciones de los grandes contrarios dialécticos del pensamiento global: izquierda y derecha, limpias y omnipresentes siempre, pues la última, incluidas las diversas tendencias que la forman, respecto de la tradición tiene valoraciones distintas a las que las variadas querencias de la primera hacen sobre ella. Al excluir a los partidos despolitizo mis conceptos y desecho cualquier sectarismo pues hablo solo respecto de connotaciones científicas y objetivas como son izquierda y derecha, superiores a aquellos y necesariamente vigentes en opuestas conciencias. La tradición no es una sola, ni ideología alguna se la puede apropiar. Las hay revolucionarias y reaccionarias, de izquierda y derecha, liberales y conservadoras, republicanas y colonialistas. La referente al nombre Heredia es colonialista que rechazo por basarse en espada de conquistador; la vinculada al de Mejía, republicana, que prefiero por representar un valor musical auténtico, nuestro, con sabor a la tierra que nos nutre. ¡Y que el legal competente decida! jangossa3@gmail.com

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