Hay 2 causas extremas para que a alguien le nieguen un préstamo bancario: 1) Es buena paga pero no lo conocen en el banco, 2) Lo conocen demasiado bien pero por mala paga. Similar criterio deberíamos aplicar para negarle el voto a un candidato. Faltan sólo 2 semanas para elegir a los mejores hombres y mujeres que nos representarán en el Congreso y los de esa franja mayoritaria de colombianos “sin partido e indecisos” aún no sabemos en quién delegaremos la responsabilidad enorme de crear las leyes. Los bachilleres de último grado aplican una técnica (casi infalible) para contestar el examen de múltiple escogencia de las “Pruebas Icfes”, que bien podríamos extender al tarjetón: ¡el descarte!, o eliminar las respuestas ilógicas. Cada cual tendrá su criterio; el mío será descartar los candidatos que respondan “sí” a cualquiera de estas 9 preguntas: 1. ¿Se ufana de denunciar la corrupción, pero aparece con frecuencia en los medios señalado del mismo mal que denuncia? 2. ¿Tiene algún familiar, en grado cercano de consanguinidad, preso o acusado por delitos contra el patrimonio público y/o la parapolítica? 3. ¿Funge de ser empresario “exitoso”, pero se lucra de su doble condición de político empresario (o viceversa)? 4. ¿No tiene escrúpulos para aliarse con personajes influyentes y oscuros que han permeado la política, la justicia y los entes de control en la región? 5. ¿Defiende el “Voto Caribe” (por conveniencia), pero sus actos no han sido consecuentes en defender la trasparencia para que el político costeño sea menos estigmatizado en el resto del país? 6. ¿Gasta más dinero del permitido en publicidad política y es evidente que compra votos y alianzas electoreras? 7. ¿Ostenta “gran experiencia” en la vida pública pero con logros reales cuestionados o inexistentes? 8. ¿Habla de “renovación y cambio” en las costumbres políticas pero su apellido lleva años apareciendo en las elecciones y noticias de corrupción? 9. ¿Ha ocupado puestos de elección popular (Concejo, Senado, Cámara, etc.), más movido por su agenda personal que por los intereses colectivos de sus votantes? Con la lógica bancaria, también eliminé los que “parecen” buenos pero me son desconocidos (riesgo alto que tienen los aspirantes nuevos) y a aquellos demasiado conocidos por su politiquería. Al final, quedé con una lista de candidatos por Bolívar tan reducida que me alcanzan los dedos de una mano para contarlos. Son personas de hoja de vida sana, honestidad probada y ganas de trabajar colectivamente por la región, aunque en algunos casos no son demasiado experimentados en la política (hasta mejor). En 3 hombres y 2 mujeres enfocaré mi decisión final el 14 de marzo: 2 conservadores, 2 del Partido Verde y una candidata de Compromiso Ciudadano. No pasaron mi prueba en Bolívar los candidatos de Cambio Radical, la U y Alas (se ufanan de “uribistas” pese al gran daño que le han hecho a la imagen del Presidente); tampoco los del Partido Liberal y el Polo. De entrada, descarté a los del PIN (sacaron “sí” aclamado en todas mis preguntas). Si ninguno de los de mi tarjetón abreviado llega a Cámara, Senado o Parlamento Andino (con tanto dinero sucio en esta campaña es factible que así sea), quedaré tranquilo de haber confiado mi voto en los que, a mi juicio, tenían la decencia política que requiere el país y la región. *Ing. Civil y MBA, Directivo Empresarial restrepojaimea@gmail.com
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