Columna


Por el amor de Dios en el mundo

JUDITH ARAÚJO DE PANIZA

15 de noviembre de 2009 12:00 AM

JUDITH ARAÚJO DE PANIZA

15 de noviembre de 2009 12:00 AM

Las lecturas de hoy nos hablan del final de los tiempos. Es una etapa en la historia de la humanidad que empezó cuando Jesucristo vino al mundo y que concluirá cuando regrese con gloria a juzgar a vivos y muertos: “…;Y se verá al Hijo del hombre venir sobre las nubes lleno de poder y de gloria. Y enviará a los ángeles para que congreguen a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del horizonte”*. En la vida de las naciones y de las personas están sucediendo al mismo tiempo situaciones muy preocupantes, por lo alejadas de las leyes divinas, pero a la vez se siente un renacer de la esperanza, de la fe y de las buenas obras. Cada uno esta eligiendo su propio camino, contribuyendo con las soluciones de los problemas, siendo apático o agravándolos aún más. Hay una misión católica que está realizándose en el mundo entero, desde hace algunos años, y que ha tenido una gran proyección en nuestra querida Colombia. Se llama: Por el amor de Dios en el mundo: “For The Love of God Worldwide”. Esta misión ha tenido por objeto primordial remover las conciencias para que asumamos con mayor entereza el destino personal y de la humanidad comprometiéndonos más con nuestra propia conversión para desde nuestro corazón influir positivamente en el mundo y transformar sus realidades. Esta misión nos invita a asumir la responsabilidad por el cambio necesario en el mundo, iniciando por nosotros mismos y no creyendo que la solución la originarán otros. A veces, vemos pasivamente muchas realidades que desearíamos que fueran diferentes pero no hacemos nuestro mejor esfuerzo por transformarlas, a menos que nos afecten muy directamente, y eso ha permitido que el mal coja mayor fuerza. El filósofo irlandés Edmund Burke decía: “Para que el mal exista solo es necesario que los hombres buenos no hagan nada”. Esta misión lideró la consagración de Colombia a los Corazones de Jesús y de María que realizó la Iglesia el año pasado y ratificó el presente año y ha invitado a formar muchos cenáculos de oración que crecen de manera muy rápida, involucrándose muchísimas personas, meditando los misterios dolorosos de la vida de Jesús, pidiendo reparación por todos los pecados que permitimos ocurran en nuestra patria: violencia, secuestros, narcotráfico, programas de televisión y diferentes medios que hacen apología a los antivalores, abortos, asesinatos, corrupción, injusticias, adulterios, divorcios, etc., para que con la ayuda de Dios, construyamos una patria que se rija por las leyes divinas gracias a la conversión de los corazones de los colombianos a Dios. El fundador es el señor John Rick Miller, laico que era CEO de una Corporación y recibió el llamado en Merjugorie a trabajar por el rescate de la fe en el mundo. El visitará a Cartagena en marzo de 2010: información y oraciones en www.consagraciondecolombia.com y www.fortheloveofgodwordlwide.com. El objetivo de esta misión es que Dios esté en el centro de nuestra vida diaria, que lo reconozcamos como Padre y nos dejemos amar por Él, fomentemos la oración y aprovechemos los sacramentos, que permiten la presencia real de Dios en medio del mundo, para transformarnos a través de su amor. Mc 13, 24-32; Dn12, 1-3 *Economista, orientadora familiar y coach personal y empresarial. judithdepaniza@yahoo.com

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