Columna


Por eso lloro

JAIME ANGULO BOSSA

26 de junio de 2010 12:00 AM

JAIME ANGULO BOSSA

26 de junio de 2010 12:00 AM

Lloro, Saramago, porque ya no emitirás más tu pensamiento, porque sabios papeles omitirán las inmortales ideas que, si vivieras, escribiría tu izquierdismo profundo, de grande, aleccionador y bello humanismo. Ni el veto totalitario contra ti de las derechas del mundo ni el eclesiástico del Vaticano cuyos sectarios y alucinados intelectuales de sacristía ven demonios danzantes en torno tuyo en vez de libertarios ángeles del pueblo, te borrarán de la memoria universal, pues estos, habitantes del cielo de los hombres, impedirán que dictaduras mentales destructoras de la libertad cumplan tan brutal deseo. Saramago, lloro por el vacío de conciencia rebelde e igualitaria que tu muerte deja a la humanidad, mas yo, que de tus libros lo mismo que millones de progresistas aprendí la manera de mantenerme de pie dentro de esta sociedad que mana espinas contra pensamientos de cambio económico, político y social, como el tuyo, en su delirio de detenerlos con punzantes resistencias de clase, quiero romperlas. Estas, aumentadas por capitales que ven cómo sus réditos dominantes crecen al ritmo de los gritos apagados de sus deudores, no impiden sin embargo que se llene hoy con el anónimo pero empinado y vibrante mío, lo mismo que de otros indómitos e ignotos del mundo, heroicos de carne solidaria que no se rinde. Cuando las páginas de los grandes medios de Colombia, las voces genuflexas de sus radios y las imágenes corvadas de su televisión oficial y privada solo reflejan su triunfo e ignoran el valor de la oposición que contra ella deberá surgir para que aquí no haya dictadura real, festejando así cuasi unánime el triunfo electoral de la derecha al extremo ensordecedor de que parezca la única expresión posible sobre su significado, esta, la bien vestida y perfumada pero terrible derecha oligárquica dueña de todo para imponerse, se esconde también bajo el viejo nombre liberal ahora integrante de la llamada “unidad nacional”, deshonrando al que sublimara la izquierda de fuego de Gaitán y el pueblo que lo seguía, mas ahora, a la luz de velas de duelo ideológico por renunciar a su pensamiento vital, mediocre y burocratizada enseña para engordar el reaccionarismo neoliberal que entraña y mamar con él de las ubres presupuestales del nuevo régimen a partir del próximo 7 de agosto. Del viejo martirologio de Gaitán se pasará al banquete de un PLC de garaje, subalterno, utilizado por eternos vividores de salón que ensucian su rojo libertario. Me quedo con tus ideales, Saramago, tus genialidades de grande de las letras y tu convicción de izquierdista abismal que llega a las raíces de la conciencia. Aquí, donde la palabra izquierda, la más hermosa y lúcida de las que definen actitud política alguna porque tiene incluso el valor primario de Jesús, el más grande ser humano de la historia, convertido por algunos en feroz Dios punitivo para asustar a otros que también lo siguen y así desvalorizarlo como Hombre, la humanidad librepensadora debiera reunirse sin excepciones en torno suyo y gritar: Grande eres, Jesús, tanto que a quienes no creen en tu condición humana les pareces un feroz Dios de castigo. Tu libro, “El Evangelio según Jesucristo”, enseña que la tiene porque allí se oye su palabra. Por eso lloro. *Abogado, catedrático, ex Representante, ex Senador, ex Gobernador, ex embajador ante la ONU. jangossa3@gmail.com

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