Columna


Prelaciones

LIDIA CORCIONE CRESCINI

01 de junio de 2010 12:00 AM

LIDIA CORCIONE CRESCINI

01 de junio de 2010 12:00 AM

Quien asuma el cargo a la presidencia de Colombia tiene retos y desafíos con los colombianos: mostrar su rostro transparente con decisiones y actos que tengan el verdadero propósito de gobernar en beneficio de todos, porque “todos” queremos sacudirnos del éxodo de esta historia de Colombia que viene peregrinando con el alma y los pies cansados por la desestabilidad e inseguridad social. Esta persona debe rodearse de un buen equipo, antes que nada, ético y no propiamente por sus hojas de vida, ya que, a este país le encanta jugar de manera constante a la doble moral. Su desafío es, llevar a feliz término su programa de gobierno y estar acompañado de auditores, veedores y controladores permanentes para evitar ser “sorprendido”, ya que estamos saturados de lamentos y excusas públicas irreversibles. La experiencia nos ha demostrado que las embarradas, errores garrafales, desfalcos, engaños y tramoyas por parte de su equipo acompañante no deberán suceder bajo ningún pretexto, ya que, quien nos gobierna, no podrá -en una alocución- irse por las ramas con palabras elocuentes “lamentando lo sucedido”, esa situación nos pone a patinar y es un verdadero descalabro. Omisión o falta de tiempo, no lava las culpas de nadie, por ello debe estar más atento a los pasos de los subalternos (chuzadas, falsos positivos, decreto sobre la salud, contrataciones millonarias, AIS), que nos han dejado perplejos, aturdidos, hastiados y verdaderamente escépticos. Que esto no es de ahora, que ha pasado siempre, son las frases y conceptos que tenemos que cambiar, porque las personas que habitamos en este país merecemos todo el respeto y protección por parte de los elegidos. Esta persona, quien al posesionarse jura ante Dios, la Constitución Política y los hombres, cumplir cabalmente con su rol, debe llevar a la praxis sus palabras esperanzadoras y demostrarnos que la primera persona que trabajará en pos de los beneficios comunes será ella. Deberá ir al grano y no caramelearnos como si fuésemos párvulos arrullados con canciones hasta quedar dormidos, en este caso anestesiados, subyugados, bajo el antojo y pretensión de quien nos rige. Objetividad en su programa, estar atento a las ejecuciones de las contrataciones, de los funcionarios mayores: ministerios e instituciones, para que sean diligentes y no se dejen meter goles por los subalternos y después del desastre, despedirlos masivamente, haciendo rodar cabezas por corruptos. Debe demostrarnos que Colombia sí puede progresar en todos los aspectos porque sus riquezas naturales, incluyendo a las personas, son innumerables. A usted, nuevo Presidente, le antecede un deber ético y moral, visible y pragmático. Basta de retórica. No al protagonismo. Sí a los hechos. Sí a la dignidad. Sí a la integridad física y moral. Sí a las necesidades satisfechas: educación, salud, vivienda, trabajo. Sólo queremos equilibrio y justicia social, que la pobreza disminuya inmensamente en vez de escalar como lo viene haciendo, que la violencia pare y en vez de destruir el país, se construya con la cabeza erguida, sin miedos, sin zozobras, sin miseria humana. No pensemos que es utopía, porque de lo contrario jamás avanzaremos. Señor Presidente, ¿asume usted el reto y desafío? Hechos son los que queremos. *Escritora licorcione@gmail.com www.lidiacorcione.blogspot.com

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