Columna


Prohibido equivocarse

JAIME ALBERTO RESTREPO CARVAJAL

23 de mayo de 2010 12:00 AM

JAIME ALBERTO RESTREPO CARVAJAL

23 de mayo de 2010 12:00 AM

A una semana para votar, la distancia entre Santos y Mockus es inferior al margen de error en las encuestas. Ambos tienen perfiles y estilos tan opuestos, como concordantes en su “uribismo”: a ultranza el primero y estratégico el segundo. Los demás candidatos, salvo Noemí que luce desconocida y sobre revolucionada, han tenido una participación muy decorosa en los debates, no reflejado en las encuestas. Varios tienen embolatado el umbral de la reposición de dinero por votos. Los indecisos (donde me hallo) serán la fuerza definitiva para inclinar la balanza, franja que nota más los errores de los candidatos, y se deja influenciar más por ellos, que los fanáticos y definidos, quienes prefieren ignorarlos. Por eso, el que menos deslices cometa podría cautivar a los dubitativos y ganar. Los errores de Mockus suceden a la misma velocidad en que su contrincante enmienda los suyos. Santos se equivocó al darle más importancia a su imagen poco carismática que a su partido (la maquinaria de la “U”) y usar el color zanahoria “mockusiano”: error fatal. Reaccionó, y ahora su rostro casi desapareció de la publicidad, volvió el logo de la “U” sobre un fondo blanco y se concentró en frases cortas, efectistas y masivas en todos los medios. Igual, conjuró el error de casi traer al tal J.J. Rendón de asesor, quien dijo sin sonrojarse: "Si todo es dentro de la ley, no tengo escrúpulos". Si Santos cumple la promesa de “aplicar la extinción de dominio a los políticos corruptos”, su error de rodearse de algunos políticos cuestionados quedaría solucionado (y la “U” cuasi desmantelada). Corregir, corregir y corregir le ha servido para repuntar. Su vasta experiencia y logros incontrovertibles los ha aprovechado para arrasar a Mockus en los debates, quien se ve inseguro y sin energía. Mockus no fue lúcido en estos debates de primera vuelta que son colectivos (un minuto para contestar); podría ser peor si no corrige en segunda vuelta, cara a cara con Santos. Salvo en destellos muy esporádicos, sus seguidores sienten “pena ajena” con el error incurable de Mockus: ¡no concretar!; él hace ininteligible lo fácil de explicar. Anticipar el gabinete no había sido parte de la estrategia en anteriores campañas. Mockus rompió la “regla”, al anunciar a Fajardo en Educación, así sea la persona más apropiada, le restó importancia a la figura del Vicepresidente. Error delicado si consideramos que el eventual Presidente padece una enfermedad degenerativa que mermará su capacidad motriz; y más en el cargo extenuante de gobernar un país tan complejo, extenso y amenazado. El anuncio sorpresivo del Ministro de Defensa es otra salida en falso de Mockus en un momento crucial de la campaña. Peñalosa era el más indicado para liderar los proyectos de infraestructura que faltan y modernizar la planeación urbana del país, con énfasis en la calidad de vida: su fuerte incontrovertible. No lo imaginamos liderando nuestras fuerzas armadas. A propósito, las Farc, siempre “activas” en días previos a elecciones, esta vez parecen en una tregua estratégica: Alfonso Cano podría estar apoltronado en una hacienda venezolana, frotándose las manos, presto a regresar a sus andanzas, si se “suaviza” el nuevo gobierno. Ese sí sería el papá de los errores. *Ing. Civil y MBA, directivo empresarial restrepojaimea@gmail.com

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