Los científicos del comportamiento han confirmado que las características físicas de una persona, es decir, la cara, la estructura corporal, la estatura, el pelo y otros rasgos físicos, pueden determinar la actitud social y las características que influyen en la posición socioeconómica y en la profesión. Como dijo el Dr. TF Cash, “el pelo es una de las pocas partes del cuerpo sobre la que tenemos un control inmediato para expresar nuestra identidad individual o escogida. La perdida rápida del pelo envejece al hombre joven, mientras una cabeza cubierta de pelo da un aspecto más juvenil al adulto” Dado este supuesto, no resulta sorprendente que un estudio demostrase que la calvicie de origen hormonal, sea una experiencia desagradable y estresante para la mayoría de los hombres. El deseo de tener pelo no debería equipararse simplemente con la vanidad, puesto que el cabello cumple la función de enmarcar la cara y este concepto es primordial para entender por qué muchos hombres buscan, ante la calvicie, el trasplante capilar. Los artistas, reconocieron hace tiempo que los rasgos faciales se relacionan de forma dimensional unos con otros. La presencia del cabello mantiene un aspecto juvenil y este efecto se consigue al acortar la cara, de modo que el pelo devuelve el interés visual al centro de la cara y es por eso que no hay calvo que no busque tener barba. En el departamento de Córdoba hay un Alcalde que lo caracteriza su calva y su tupida barba. Llama la atención que al restituir el pelo en una persona calva, el rostro se convierte en el foco central y paradójicamente el pelo restaurado pierde interés. Esta estabilización del aspecto personal es una de las principales razones por las que los tratamientos para restaurar pelo, ya sean farmacológico o los trasplantes quirúrgico de pelo, permanecen entre los de mayor satisfacción entre los pacientes. Ahora bien, cuando no hay respuesta a los tratamientos farmacológicos convencionales, podemos recomendar un trasplante de pelo, expuesto, a la respuesta que le diese un paciente a un colega “experto en pelo” de Bogotá, pero que desafortunadamente, es calvo: “oiga, doctor y Ud. por qué no se lo ha hecho?, porque lo necesita más que yo” o lo que es peor, la paciente a quien otro colega de los famosos de la capital para hacer crecer pelo, al ofrecer el champú anticaída del cabello, una paciente le espeto: “entonces ese champú, si a Ud. no le ha servido, es porque es malo”. Por lo anterior, a veces no solo se tiene que ser dermatólogo para tratar la calvicie, sino, saber psicología de la caída del pelo y estar preparado para cualquier pregunta. *Dermatólogo www.clinicadelapieladolfogomez.com a_gomezagamez@hotmail.com
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