Columna


Reflexiones político religiosas

GERMÁN DANILO HERNÁNDEZ

30 de marzo de 2010 12:00 AM

GERMÁN DANILO HERNÁNDEZ

30 de marzo de 2010 12:00 AM

Coincide la celebración de la Semana Mayor con circunstancias políticas excepcionales en Colombia, que invitan a reflexionar para superar la larga pasión del país, con la cruz a cuestas. La liberación por parte de la guerrilla de las FARC del soldado Josue Daniel Calvo y la del Sargento Pablo Emilio Moncayo, prevista para hoy en medio de la reactivación de atentados dinamiteros y la supuesta violación de los pactos por el Gobierno, al ordenar sobrevuelos militares en la zona de la misión humanitaria, pone de presente una vez más la irracionalidad de lado y lado que caracteriza la confrontación interna, imposible de acabar en 8 años de seguridad democrática. Ante lo revelado por la Senadora Piedad Córdoba, de que las FARC no harán más liberaciones unilaterales, y los riesgos para los cautivos en los rescates militares, es prudente reflexionar desde la sociedad civil con posturas más decididas, que presionen un intercambio humanitario sin dilaciones, para que cese el martirio prolongado de las familias y de los secuestrados, que se pudren en la selva, mientras sus verdugos y los representantes del Estado desprecian su suerte, y se muestran mutuamente los dientes. En vísperas de Semana Santa se revelaron estudios internacionales con eco insuficiente en la prensa nacional, acerca del mayor aumento de la pobreza en Colombia en comparación con otros países de América Latina, y a la profundización de las desigualdades sociales durante los dos periodos del presidente Álvaro Uribe. Protegido con el manto santoral de una estrategia mediática a toda prueba, el jefe del Estado se conserva, a decir de las encuestas, como surfista hábil en la cresta de un tsunami que arrasa con las posibilidades de equilibrio, justicia social y paz. Los electores están llamados a un acto de fe en las elecciones de mayo próximo, y decidir la continuidad del modelo caudillista de los falsos positivos y la guerra sin fin, o girar hacia otras opciones generadoras de esperanza. Es tarea difícil en el contexto político en el que más de un líder está dispuesto a ser Judas y entregar sus principios y lealtades a cambio de algunas monedas. Fueron precisamente monedas a raudales las que mediaron hace pocos días en las elecciones de varios senadores y representantes a la Cámara, quienes, ungidos por el poder e inmunes a la justicia, actúan como Pilatos ante las decisiones electorales desacertadas. En un debate reciente con asistencia del Presidente de la República, un académico prestigioso recordó que, entre las alternativas sobre quién debía ser conducido con la cruz al sepulcro, fue un “Estado de Opinión” el que condenó a Jesús y liberó a Barrabás. La prevalencia del Estado Social de Derecho, ante el primer fracaso del mal llamado Estado de Opinión, permite aún la libertad de pensar y de escoger bien. Sería un despropósito señalar a alguno de los candidatos presidenciales como Jesús, pero sí se puede identificar fácilmente en otros a Barrabás. Quiera la Providencia que ante las señales apocalípticas, los colombianos tengamos misericordia de nuestro propio destino y podamos hacer propósitos de enmienda efectivos, para no repetir el camino hacia el calvario. De no ser así, que el diablo nos coja confesados. *Trabajador Social y periodista, docente universitario, asesor en comunicaciones. germandanilo@hotmail.com

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