Columna


Relaciones internacionales, cabeza fría

ALEJO VARGAS VELÁSQUEZ

17 de enero de 2010 12:00 AM

ALEJO VARGAS VELÁSQUEZ

17 de enero de 2010 12:00 AM

Parece haber sectores de nuestro país que aparentemente se estarían contagiando de la obsesión guerrerista que por momentos padece el Presidente Chávez, e igualmente comienzan a dejarse ofuscar con la idea de un conflicto armado, supuestamente inevitable. Dejemos algo en claro, no hay que confundir la necesidad inaplazable que tiene nuestro país de fortalecer su capacidad disuasiva frente a eventuales amenazas externas y otra muy distinta es entrar en la paranoia de que estamos ad portas de un enfrentamiento armado. Lo primero implica destinar una parte de nuestras Fuerzas Armadas, reentrenadas, a un escenario posible de guerra regular, e igualmente adquirir sistemas de defensa y de respuesta apropiada para eventuales agresiones externas, como ya se viene haciendo y previendo por parte del Ministerio de Defensa. Lo segundo es una hipótesis que si bien no se puede descartar, hay que tratar con el manejo diplomático adecuado de que no se vaya a presentar. Y en este sentido hay necesidad de actuar no solamente en aquellos escenarios de aliados tradicionales, sino igualmente en otros que en principio pudieran parecer poco propicios, como el de UNASUR, pero donde pueden lograrse más aliados de los que se piensa y el Consejo de Defensa Suramericano –en proceso de consolidación-, que además tendrán en el presente año el impacto de los cambios de gobierno regionales, producto de los procesos electorales en países como Chile y Brasil. Es importante escuchar una voz que no deja lugar a dudas –en la paranoia existente cualquier voz de sensatez se puede calificar como proclive a tendencias de debilidad o peor aún de complicidad-, la del Secretario de Estado Adjunto de Estados Unidos para América Latina, Arturo Valenzuela, quien afirmó este lunes en Santiago de Chile, en la primera visita oficial a este país, sobre la crisis colombo venezolana, que "es un tema que monitoreamos con gran atención, porque es una situación compleja", cuando hizo referencia a la tensión entre los dos gobiernos. Y añadió más adelante: "sabemos que existen presiones, provocaciones; lo que pedimos es que se calmen los decibeles, pero francamente no creemos que vaya a ocurrir un conflicto o crisis entre ambos países". En el discurso del Presidente Chávez está reiteradamente presente la obsesión por una hipotética intervención norteamericana tendiente a derrocar su gobierno y en esa medida el acuerdo de cooperación colombo-norteamericano por medio del cual Estados Unidos puede utilizar algunas bases colombianas para su política de lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, fue leído como parte de esa obsesión. Debemos aprender a convivir entre vecinos con nuevas circunstancias; en Venezuela con el gobierno Chávez, y más allá de los problemas que viene teniendo en el manejo económico, se promovió no una revolución como la pregona él, sino un recambio de la elite dirigente política, militar, económica y por ello un retorno al pasado no es previsible, así como tampoco lo sería en Colombia en relación con la situación que se vivía hace una década. *Profesor Universidad Nacional

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