Columna


Rostro feo, mente enferma

ADOLFO GÓMEZ AGÁMEZ

26 de marzo de 2010 12:00 AM

ADOLFO GÓMEZ AGÁMEZ

26 de marzo de 2010 12:00 AM

Cada día se torna más importante la imagen que proyectamos y a veces la ansiedad por tener una imagen perfecta promovida por los medios de comunicación puede volverse patológica y los adolescentes pueden percibir una imagen distorsionada de sí mismos. Siempre se ven feos. A este fenómeno se le denomina DISMORFOFOBIA. Dismorfofobia proviene de la palabra griega dysmorfa que significa “rostro feo”. La dismorfofobia, también llamado trastorno dismórfico corporal (TDC) consiste en una gran preocupación por algún pequeño defecto físico real o imaginario. Si este defecto existe, como pasa con el acné, por ejemplo, la preocupación y ansiedad experimentada por estas personas es excesiva, ya que lo perciben de una forma exagerada. La dismorfofobia suele comenzar en la adolescencia e ir disminuyendo con la edad, aunque en ocasiones puede durar toda la vida. Estas personas suelen ser personas inseguras, sensibles, obsesivas, ansiosas, narcisistas, introvertidas y con rasgos hipocondríacos. Su excesiva preocupación puede afectar su funcionamiento en el trabajo, estudio, relaciones y otras áreas de su vida. Pasan muchas horas pensando en su supuesto defecto y mirándose al espejo o bien evitan completamente los espejos (o alternan entre ambos comportamientos). Pueden evitar aparecer en público e incluso ir a trabajar. Otros salen de casa sólo de noche o pueden evitar salir haciendo que se tornen aislados y solitarios. Algunos han llegado hasta el suicidio. Los individuos ansiosos y tristes son los que más tienden a desarrollar este trastorno. A esto se añaden padres críticos o experiencias traumáticas vividas en la infancia o adolescencia dando como resultado personalidades susceptibles con baja autoestima, inseguridad, introversión y dificultad para las relaciones interpersonales. Hoy en día son muchas las jovencitas que acuden a los consultorios para tratamientos “antiarrugas” sin siquiera tenerlas. La localización es variable. La mayoría de los pacientes tiene preocupación por ciertas características faciales: arrugas, cicatrices, acné, manchas, palidez, enrojecimiento facial, exceso de vello facial; pueden arañarse la piel o tener obsesión con espinillas provocando cicatrices. El tamaño de la nariz, las orejas, la forma del rostro son también preocupaciones importantes en estos individuos. Otros sitios menos frecuentes son los pechos, los glúteos, las piernas y los genitales, siendo estos últimos más importantes para el sexo masculino. Una variante en los hombres es la dismorfofobia muscular o complejo de Adonis: Son hombres dedicados al culturismo, visitantes asiduos de los gimnasios y con frecuencia se ven frágiles y débiles, a pesar de obtener una musculatura más desarrollada que el resto de los individuos. Se convierten en asiduos visitantes de los gimnasios y siguen estrictos regímenes alimenticios, con suplementos dietéticos, pudiendo en ocasiones utilizar anabolizantes para ganar masa muscular. Algunos de estos pacientes renuncian a sus carreras profesionales por la necesidad de tener tiempo para acudir al gimnasio. Por último, aunque es un problema serio para nosotros los médicos, hoy te recuerdo, que ser feo es un estado mental de cada quien, porque, a veces los que te rodean no lo ven así. *Dermatólogo www.clinicadelapieladolfogomez.com a_gomezagamez@hotmail.com

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