Columna


RUNT: Ruta Única Nacional de Torturas

ILIANA RESTREPO HERNÁNDEZ

08 de enero de 2010 12:00 AM

ILIANA RESTREPO HERNÁNDEZ

08 de enero de 2010 12:00 AM

El proceso para un duplicado del pase, me hizo sentir personaje de Kafka. A las 3p.m llegué al DATT para inscribirme en el RUNT y obtuve el último turno de los adicionales que a veces dan en las tardes. Primera tortura: fila desde las 3:00 a.m., o comprar turno, entre $10.000 y $50.000. Contaban que ese día dieron prelación a los concesionarios, sin importar cuánto les hubiera costado en tiempo o dinero…; Es absurdo: para implementar el RUNT, necesario para todo trámite ante el Tránsito, habilitan una sola ventanilla. Imaginarán la congestión. Mi fila no avanzaba pues había otra “fila”. En esta no esperaban; se dejaba de atender la nuestra por atenderlos a medida que llegaban…; ¿Amigos? ¿Poderosos? ¿Dinero? Mi 60, se iba convirtiendo en 70, 80 o más. Reclamé y se me miró como diciendo: “cómo osa cuestionarnos si tiene el ‘privilegio’ de un turno”. Nadie me respaldó. Murmuraban entre dientes dándome la razón, pero nadie se atrevía en voz alta. Descorazonada, me distraje mirando a quienes trabajaban…; había unas 6 ventanillas y en cada una, un funcionario. Dos de ellas chupaban colombinas y se las sacaban de la boca para hablar. Chupaban sin pudor, haciendo ruiditos babosos y pasándosela de un cachete a otro, y señalaban con el palito. Otras dos se sentaron sobre unos escritorios: “No mija, el amarillo de Beatri…; ¡muy cortico!…;” Otra, que atendía, dijo: “a mí tampoco me gustó. En cambio el tuyo, lindísimo.” Y seguían como si fuera su trabajo. Al del turno, le preguntaron: ¿Dirección? < > Luego, pensativa, dice: “esa dirección me suena ¿por ahí no vive Margarita Cebel?” <<¡Claro! ¡En la misma cuadra!>> Y sin vergüenza, entablan conversación sobre Margui, saludes incluidas. ¡Muy profesionales! A las 6:30p.m., llegué. Ya estaba inscrita, pero no había empezado el trámite del pase. La tortura continuaba…; Día dos: 9:00 a.m., 50 personas para llegar a una ventanilla, óiganlo bien: donde verifican que estuviera inscrita en el RUNT. La señorita escribió: “22-preferencial” y me mandó para la oficina contigua, ventanilla 7. ¿Preferencial? Intenté pasar por una puerta, que comunica las dos oficinas, pero un vigilante me lo impidió y tuve que salir a la calle, dar una vuelta frente a la avenida Santander, para volver a entrar. Furiosa pero paciente, llegué. Iban por el turno 4. Pasaron 10 minutos y el turno seguía estático. Osé preguntar qué pasaba. La niña tras la ventanilla, contestó, sin levantar la vista, que esperara. Me explicó que debía verificar mis datos ¡otra vez! Luego, hacer la liquidación, en la 10 me darían el recibo para ir -saliendo por la calle nuevamente- a la oficina anterior, donde hay una sucursal bancaria, pagar y regresar con el recibo, por la calle otra vez, y ahí sí, mandar a hacer el pase “adonde Eduar”, pero para al día siguiente. Fui una estúpida pelota de ping pong. ¡Inconcebible!…; tres pasos para un pago. ¡Por favor! Siglo XXI: Internet, gobierno en línea…; 12:30 p.m., y la tortura seguía…; Recibir un trato tan irrespetuoso como ciudadanos de un país en el que se ha anunciado con bombos y platillos una ley anti trámites, ¡es humillante! *Directora del Área de Internacionalización UTB, Estudiante de literatura virtual (UNAB) Iliana.restrepo@gmail.com

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