Columna


Salud, en cuidados intensivos

CARLOS GUSTAVO MÉNDEZ

19 de septiembre de 2010 12:00 AM

CARLOS GUSTAVO MÉNDEZ

19 de septiembre de 2010 12:00 AM

La ineficiencia del sistema de salud es uno de los grandes problemas de la vida cotidiana de los colombianos. Una encuesta de la Defensoría del Pueblo, publicada en mayo de 2010, lo confirma. El origen de este desastre se remonta a que cuando se expidió la ley 100, se pensó ingenuamente que el 66% de población pertenecería al Régimen Contributivo y el 33% al Régimen Subsidiado, pero la realidad contradijo esta ilusión. A la fecha, un 39 % está en el contributivo y el resto en el subsidiado, con las resultas de que esto ha convertido al sistema en inviable. Otras variables que han afectado la viabilidad del sistema de salud son: los cambios en la conformación de la pirámide demográfica, que han hecho que aumentaran las enfermedades ligadas al envejecimiento, como las cardiovasculares, respiratorias, neoplásicas y neurológicas, para citar sólo algunas; la avalancha de tutelas que, si bien han servido para que los pacientes obtengan lo que tienen derecho a tener por ley, a la vez se ha prestado para lograr tratamientos extravagantes y costosos; las prácticas corruptas, entre las cuales destaco la inclusión de afiliados fantasmas y la sobrefacturación por parte de algunos hospitales y laboratorios farmacéuticos; y el estoque final, la Sentencia T-760 de la Corte Constitucional, que obligó al Gobierno a igualar los Planes Obligatorios de Salud de ambos regímenes, algo loable y muy justo, pero, insostenible económicamente en este momento. La prueba de lo desmedrado que está el sistema de salud es que a la fecha, la sola deuda a los hospitales suma más de cuatro billones de pesos (a los 100 principales les deben 2,8 billones). Para acabar de enlutar el panorama, el Fosyga, otrora boyante, arrastra un déficit de 100.000 millones mensuales y se sostiene con un préstamo de 800.000 millones que, según un editorial reciente de El Tiempo, se acabará en diciembre. Ante esta situación, el Gobierno se propone presentar un proyecto de ley estatutaria para tratar de arreglar las falencias del sistema de salud, las cuales son múltiples y engloban temas gruesos como la inspección y vigilancia, la financiación, la política farmacéutica, la salud pública, la promoción de la salud, la prestación de servicios y otros más. Esto ha desatado un potpurrí de opiniones, entre las cuales están: suprimir los copagos, cuotas moderadoras y periodos de carencia, de Luís Carlos Avellaneda, del Polo Democrático; y la de Juan Carlos Giraldo, Director de la asociación de hospitales, quien propone la creación de un banco de la salud para que administre el dinero del sistema y las EPS sean sólo coordinadoras logísticas. En mi concepto, la reforma de la salud debería incluir: la actualización del POS, el incremento de la Vigilancia y Control a las EPS y ARS; el mejoramiento de los sistemas de información para depurar el SISBEN; la agilización de las citas médicas y el incremento de la remuneración de los profesionales. Creo que estos retoques ayudarían a mejorar la viabilidad y calidad del sistema sanitario, Claro, la solución verdadera sería un cambio estructural del modelo de salud, pero hacerlo requiere mucha voluntad política. *Directivo universitario. Miembro de la Academia de la Historia de Cartagena. menrodster@gmail.com

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