Columna


Se acerca el final

PANTALEÓN NARVÁEZ ARRIETA

26 de febrero de 2010 12:00 AM

PANTALEÓN NARVÁEZ ARRIETA

26 de febrero de 2010 12:00 AM

Aunque fueron muchos los escándalos que conocimos durante su gestión y que tuvieron como origen la conducta de sus subalternos (a quienes apoyó y defendió no obstante las evidencias que enseñaban las indelicadezas que cometieron o los errores en que incurrieron), Álvaro Uribe Vélez nunca dejó de contar con la simpatía y solidaridad de la mayoría, a la que su palabra tenía la virtud de adormecer y encantar, especialmente cuando para salirse del acoso lanzaba diatribas contra sus contrincantes, que eran interpretadas como una reafirmación de su compromiso por consolidar la seguridad e incrementar la presencia de inversionistas extranjeros, quienes, conforme a su convicción, constituyen la única alternativa para dinamizar el comercio, no sólo de mercaderías, sino también, de fuentes de trabajo, presupuestos para salir del atraso. Lo que se percibe hoy difiere de ayer. A pesar de que sus partidarios todavía le agradecen el haber neutralizado el asedio de la guerrilla, hay señales de que han comenzado a dudar del mito sobre su infalibilidad. Cada vez disminuyen las voces que pregonan que el destino del país depende de su continuidad y aumentan los reparos frente a sus iniciativas para superar las crisis, de ahí que la tendencia de los electores, según la encuesta que recién publicó Datexco, es la de no respaldar el referendo que procura su segunda reelección. Pero él, que no se resigna a perder el protagonismo, quiere revertir la situación, sobre todo tras barruntar que el deterioro de su imagen comenzó a gestarse no por el efecto del control político de la oposición, sino por la precipitud con que han obrado él y sus colaboradores, de ahí que en los últimos días haya asistido a las emisoras y a las universidades en procura de convencer a los oyentes, televidentes o presentes de que los decretos dictados por su gobierno al amparo de la emergencia social reafirman su esmero porque la atención se extienda a toda la población y no contienen, como comentan los analistas, el desmonte o la desmejora del servicio de salud, pese a que así se desprende de los recortes, prohibiciones, sanciones y contribuciones que en ellos se introdujeron. Además, a pesar de que aún no se conoce decisión oficial sobre la exequibilidad del referendo, contra su voluntad Uribe entendió que sus días en la Presidencia están contados. Eso lo mortifica tanto como percibir que ya sus admiradores no le creen como al principio. Al fin de cuentas su talante es el del caudillo que edificó su prestigio a través de la exaltación de su imagen y la opacidad de las instituciones, lo que facilitó explorar caminos para perpetuarse, de ahí que ningún período le parecerá suficiente para culminar su obra, cuyas fisuras se han comenzado a notar y requieren de un restaurador que, a su juicio, no puede ser otro que él, pues ni siquiera confía en que sus escuderos, por más lealtad que le hayan demostrado, tengan la capacidad de comprender y aplicar su legado, que muestra avances contra subversión, pero que deja muchas dudas en lo social y lo económico, en parte por el desmejoramiento de la salud, el acrecentamiento del déficit fiscal, el aumento del desempleo y la pérdida de mercados en el exterior. ¿Será qué el sucesor tendrá tiempo para enmendar tantos yerros? *Abogado y profesor universitario. noelatierra@hotmail.com

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