Columna


Ser padre es cosa de hombres

CARLOS DÍAZ ACEVEDO

17 de junio de 2009 12:00 AM

CARLOS DÍAZ ACEVEDO

17 de junio de 2009 12:00 AM

Frases como “¡Madre sólo hay una, padre cualquiera a la vuelta de la esquina!”, muestran el desprestigio de la figura paterna. ¿Por qué?: por la irresponsabilidad de muchos padres en los procesos de concepción y crianza de los hijos, entre otras razones. Los hombres y los padres somos los grandes responsables de la imagen que de nosotros comparten especialmente las mujeres y las madres. Los hijos generalmente lo que hacemos es repetir la visión que nuestras madres nos han compartido de los padres y de los hombres. Así como los hombres no nacemos, sino que nos hacemos, los padres tampoco nacen, sino que se hacen. Este proceso de construcción está hecho la mayoría de veces con materiales compuestos por ausencia, abandono, vacío, silencio, separación, huida, retirada y deserción. Los hombres tenemos entonces el reto, a la hora de hacernos padres, de seguir construyéndonos con estos viejos materiales o conseguir unos nuevos que transfieran presencia, acercamiento, diálogo y responsabilidad en el ejercicio de la paternidad. Los hombres y los padres también nos hacemos a partir de la palabra, de frases como las que abren este escrito. Siendo así las cosas el reto es mayor, dejamos que se sigan repitiendo una y otra vez estas expresiones y los sentidos que transmiten o las enfrentamos con prácticas discursivas y de paternidades responsables. Seguimos repitiendo el cuento de que “Padre es cualquier hijueputa” o ponemos en práctica, en el dicho y en el hecho, nuevas formas de masculinidades y paternidades. Seguimos desertando a nuestra responsabilidad como padres, o nos insertamos en los procesos de cambio que se vienen dando en el mundo en las relaciones entre los géneros, impulsados especialmente por las mujeres. Por las mujeres, por nosotros mismos y por nuestros hijos, los hombres y los padres tenemos que decir que madre sólo hay una y padre también, que todos venimos de una sola madre y de un solo padre, que ser madre y padre es para toda la vida. Tenemos que asumir que así como ser madre es cosa de mujeres, ser padre es cosa de hombres, que aunque a muchas mujeres les toque hacer el papel de los dos, nunca podrán hacer bien de padres porque este es un asunto que nos corresponde a nosotros los hombres. Sólo los hombres podemos hablar con certeza de la experiencia de ser hombres y padres, así como sólo las mujeres podrán hacerlo en lo que se refiere a ser mujeres y madres. Tenemos que entender que los hijos necesitamos de ambos, que para ser mujeres y hombres requerimos de la presencia de la madre y del padre, que para ser hombres necesitamos de otro hombre con el que podamos identificarnos, escuchar a viva voz el relato de lo que significa hacerse tal. Lo mejor será que quien cuente este cuento sea el padre, un hombre que no niega su parte femenina, que quiere a las mujeres libres y felices. Tenemos que comprender que la ausencia de uno de los dos produce hambre y como generalmente quien está ausente en la casa y en la familia es la figura paterna, hoy en día lo que estamos viendo es la falta de padres, el “hambre” de padres. Los hombres y los padres tenemos que dejar de ser fantasmas en el hogar para que nuestras faltas no sigan produciendo hijos “faltones”. puntos_de_encuentro@hotmail.com

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