Columna


¿Cómo diablos podremos cambiar tanta corrupción y politiquería, si hoy se habla de setenta mil pesos por voto para esta campaña al Senado de la República y la Cámara de Representantes? Treinta y cinco mil pesos iniciales y, el resto, cuando voten. A eso añádanle los subsidios de “Agro Ingreso Seguro”, de la candidatización para acceder al programa de “madres cabeza de familia”, de “guardabosques”, de lo que se regala en “Acción Social”, de los terrenos que el Presidente da a las iglesias cristianas, en fin, de todo el presupuesto del Estado al servicio de la repartición que el Gobierno quiera hacer a sus amigos. Ni hablar de lo que hacen en privado los hijos del presidente Álvaro Uribe, que entre otras, apoyaban públicamente a Socarrás, aspirante a una curul en el Congreso Nacional con tráfico de influencias, repartición de notarías y todo lo que el pueblo ya conoce. Si se comprarán treinta mil votos, serían dos mil cien millones de pesos. Con razón dicen que esas campañas valen eso y mucho más. Por eso la pelea es por la contratación y se convierten los parlamentarios en los más lagartos en las oficinas del Estado. Necesitan por obligación ser aliados del Ejecutivo para poder acceder a ellos y así, con un porcentaje, lograr la platica invertida, más otros pesitos para la próxima contienda electoral. Ahí los vemos, los mismos con las mismas, con contadas excepciones, hablando de honestidad y pulcritud, heredando todo lo que sus padres o familiares les han dejado de legado. Lo saben hacer a la perfección. Son ahora más pulcros para camuflar su influencia y ello sólo se percibe, cuando se hace un debate en donde tengan que votar como por ejemplo, una moción de censura. Muchos se declaran impedidos por haber recibido esos regalos como los de Agro Ingreso Seguro (pena ajena la que sentimos en el debate en el Congreso Nacional ante tanta podredumbre en el manejo del erario). Otros, ante el temor de que sean recusados por tener créditos, como si eso fuera pecado. ¿Por qué se tiene que declarar impedido alguien que tiene un crédito, cuando lo que se discute son los regalos que se dan a las familias pudientes con cargo a los dineros públicos? ¿De qué democracia se habla si todos los recursos públicos se ponen a disposición, eso sí muy bien camuflados, de los amigos del Ejecutivo? Se rasgan las vestiduras tratando de demostrar lo que no son, y lo peor, tienen que seguir repartiendo dineros a los electores para poder llegar, ya que de propuestas, de ideas para hacer que todos vivamos con dignidad, nada de nada, demostrando con ello su calidad de mediocres, corruptos, desleales, manipuladores, mentirosos, calumniadores, marrulleros. Ese es el resultado de lo que estamos viendo en donde al propio estilo de la mafia, se quiere imponer todo. Polarizar el país es lo más fácil, meternos en un guerra con países amigos es lo que se necesita y, lógicamente, después de vender la idea de que solo había un salvador, patrocinar a través de ello la perpetuidad del gobernante. Que se invierta lo que se tenga que invertir para que los mismos sigan detentando el poder, no importa que la mayoría de los colombianos estemos hartos de ellos. Viva Colombia y la “seguridad anti democrática”. *Periodista, ex asesor de paz del gobierno Pastrana, ex facilitador del gobierno de Uribe para un acuerdo humanitario. lviveropaniza@hotmail.com

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