Columna


Sin aureola

CARLOS VILLALBA BUSTILLO

05 de julio de 2009 12:00 AM

CARLOS VILLALBA BUSTILLO

05 de julio de 2009 12:00 AM

Una tradición que data del siglo II precisa que San Joaquín y Santa Ana son los progenitores de la Madre de Cristo: María. Sin embargo, a Santa Ana comenzó a venerársele en el siglo X y a San Joaquín mucho más tarde, bajo el reinado de Clemente XII. Al enterarse de este antecedente histórico, Joaco Berrío pretendió rescatar su nombre original, Joaquín Hernando. Pero a la postre desistió porque su afán por averiguar qué paso con unos computadores comprados a OBM, con unos celulares Sony Erickson W200 para empleados menores, y por vigilar la construcción de jarillones en catorce municipios ribereños (sin incluir mercados), le deja sin tiempo para ejercer como patrono de los abuelos, otro título de San Joaquín. ¡Lástima! –dirán ustedes. Sólo un gobernador con aureola y tocayo del padre de María Santísima podía ejecutar un plan de desarrollo titulado “Salvemos Todos a Bolívar”. No se lamenten. Joaquín y su hipocorístico, Joaco, significan Yahwed: Prepara. Joaco preparó, desprovisto de aureola, un paquete transformador que hubiera envidiado Franklin Delano Roosevelt cuando fue gobernador del Estado de New York. Tengo unos contratos que son un auténtico milagro de la fantasía, pues se han suscrito “ante la inexistencia de personal suficiente para desarrollar las tareas y funciones de las Secretarías del Despacho”. Tomé uno al azar, firmado con una señora de nombre Cielo (el domicilio de San Joaquín y Santa Ana) en la cláusula de cuyo objeto se dice textualmente: “Servicios (que prestará) con plena autonomía intelectual y administrativa en cumplimiento de su misión”. ¿Cuál es esa misión que requiere autonomía intelectual y administrativa? La define la cláusula siguiente: “Apoyar las labores de aseo y limpieza, colaborar en las actividades de cafetería y apoyar la realización del inventario de los utensilios en la Secretaría de Logística y Recursos Físicos”. El contrato vale $4.800.000. Otro contrato, tan simpático como el anterior, puso en manos de Domingo Puello “el apoyo a la gestión de una persona con dos (2) años de estudios superiores de derecho y con uno de experiencia laboral para que presten (ambos) sus servicios en actividades propias del Departamento Administrativo de Planeación”. ¿Cómo no se va a salvar Bolívar con un asesor anodino y un planificador con dos años de derecho y uno de experiencia laboral? El contrato vale $10.000.000. Dos leyes, la 80 de 1993 y la 1150 de 2007, y un equipo de querubines, han bastado para que sin garras –¿recuerdan el lema de campaña?– Bolívar se constituyera en modelo de desarrollo económico con sensibilidad social. Es por eso por lo que el Gobierno nacional presentará de nuevo el proyecto de reelección inmediata de gobernadores y alcaldes con una sola excepción: Bolívar. Joaco será gobernador perpetuo, particularmente por sus logros en Salud, aseo, cafetería y planeación. No tengo el texto del contrato para la compra de café y azúcar en 2008, pero alguien que lo leyó, en su momento, me comentó que por el precio de la libra del primero se deduce que adquirieron una de las variedades de exportación y que lo repartían, en bandeja de plata y con agua potable del acueducto de El Carmen de Bolívar, Gabriel Silva Luján, presidente de la Federación, y Juan Valdez. carvibus@yahoo.es

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