Columna


Soberanía

ÓSCAR COLLAZOS

31 de octubre de 2009 12:00 AM

ÓSCAR COLLAZOS

31 de octubre de 2009 12:00 AM

La derecha piensa que cada vez que un colombiano habla de soberanía, afila los cuchillos, los pone entre sus dientes y ataca ferozmente al “imperialismo.” Lo mismo piensan a menudo los gobiernos que la sacrifican. Pero hay algo peor: los gobiernos ocultan el contenido de los “tratados” y convenios internacionales que lesionan la soberanía para no poner en evidencia la servidumbre que los ata a gobiernos más poderosos. Y esto no es cuestión de derecha o izquierda, de oposición o gobierno. Hace parte de la claridad y transparencia que deben tener tratados y convenios al presentarse ante instituciones del Estado y, sobre todo, ante los ciudadanos. Las dilaciones, las explicaciones etéreas y evasivas, crean un clima de desconfianza que, por lo general, se ve posteriormente confirmado por la verdad. Pero para el Gobierno no se trata de revelar la verdad completa sino de arrancharse en verdades y mentiras a medias. Parte de esa verdad la acaba de revelar el Consejo de Estado en un concepto “no vinculante.” No vinculante quiere decir: te aconsejo que no lo hagas, pero eres libre de hacerlo. Para empezar, considera que el tratado militar con Estados Unidos está “desbalanceado.” Mejor dicho, que la balanza se inclina a favor de los intereses norteamericanos, en detrimento de intereses y soberanía colombianos. El Canciller ha sido tan evasivo como el Embajador de Estados Unidos. Y el Presidente, tanto o más evasivo que ambos. Esto ha llevado a suponer que el tratado firmado ayer tiene gato encerrado. Y es de ese gato, o de esos gatos, de los que nos habla la Corte al cumplir la función constitucional de proteger la soberanía. Nos está revelando lo que no ha revelado a los vecinos el Presidente de Colombia y eso ensombrece más las relaciones con esos países. El Gobierno ha dicho que el tratado no tenía que pasar obligatoriamente por el Congreso. Pero la Corte, como lo señaló El Espectador, sí encuentra violaciones a la soberanía nacional. Textualmente: no encuentra razones válidas “para que Estados Unidos pueda establecer estaciones receptoras por satélites de difusión de radio y televisión sin trámite o concesión de licencias y sin costo alguno.” Aparece el asunto de la inmunidad que protegería a soldados y contratistas norteamericanos. Mejor dicho, habrá garantía de impunidad. Según la Corte, “la impunidad fluye del otorgamiento de esa inmunidad al personal de Estados Unidos, sin discriminación alguna.” Habrá, como se sabe, tránsito de tropas extranjeras por el territorio nacional. El tratado establece que Colombia debe “permitir el uso y acceso de instalaciones militares, autorizar la entrada de aeronaves o permitir el uso de la infraestructura de red de telecomunicaciones”, lo que viola, como se dijo, el artículo 75 de la Constitución. Existen suficientes gatos encerrados en el tratado. Los gatos que le aparezcan cuando pase por el Congreso de los Estados Unidos (después de haber pasado de largo por el colombiano), nos dirán hasta qué punto nos han estado mintiendo y de qué manera se estuvo evadiendo el control necesario a esta clase de compromisos. *Escritor salypicante@gmail.com

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