Columna


Stiglitz en Colombia

DARÍO MORÓN DÍAZ

05 de diciembre de 2009 12:00 AM

DARÍO MORÓN DÍAZ

05 de diciembre de 2009 12:00 AM

El premio Nobel de Economía Joseph E. Stiglitz dictó una conferencia en Bogotá: “Seguridad integral y desarrollo social: reto para alcanzar la Paz en Colombia"; en el curso de la misma hizo algunas observaciones relacionadas con el modelo económico implantado en el país en los últimos decenios. La disertación del premio Nobel ha sido ignorada en los círculos económicos y en el Gobierno, que sigue las recetas del Fondo Monetario Internacional (*). Los comentarios del economista están sustentados en su experiencia en la academia, los sectores privado y público. Joseph E. Stiglitz fue Vicepresidente del Banco Mundial en 1997, en pleno auge de la globalización; asesor económico del presidente Bill Clinton y por tanto testigo de las crisis financieras en Asia. Experiencia que lo convirtió en un crítico acérrimo de la globalización y del fundamentalismo de mercado, por los efectos negativos sobre los países en desarrollo, especialmente los más pobres. Fue precisamente su análisis de las asimetrías: las diferencias de la información entre el trabajador y el empleador, prestamista y prestatario, asegurado y asegurador lo que le valió la obtención del premio Nobel. Stiglitz afirma que la economía puede aparecer árida y esotérica, sin embargo, considera que una buena política económica puede cambiar la vida de los países pobres. Señaló que Colombia tiene la tasa más alta de desempleo en América Latina con el 12,8 por ciento. Desempleo que ha persistido a pesar de que la economía colombiana ha tenido períodos de crecimiento alto. De la conferencia lo más destacado fueron sus críticas a aquellos que sólo miden el éxito de la economía por el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) y a quienes creen que el TLC es la panacea. En Colombia el PIB creció el 36 por ciento entre 2002 y 2008, sin embargo, el desempleo creció el 5,5 por ciento. Stiglitz advirtió que varios estudios demuestran que el aumento del desempleo genera más violencia. La recuperación de la seguridad también debería pasar por la generación de empleo. En cuanto al PIB, considera que es engañoso, porque no mide realmente el bienestar de los ciudadanos. El PIB per cápita indica el promedio de crecimiento económico por persona, este puede subir, aun cuando la mayoría puede no haber crecido económicamente o estar por debajo de ese crecimiento. El Nobel también argumentó que si los tratados (TLC) fuesen realmente de libre comercio constarían de tres páginas con el compromiso de los dos países de suspender los subsidios sobre su producción y eliminar los aranceles. Para él en realidad son mamotretos con trabas al libre comercio, destinados a beneficiar a las empresas de los países ricos. Estados Unidos, por ejemplo, no elimina los subsidios agropecuarios, ni a los bancos, a los carros, y busca imponer una regulación a la propiedad intelectual y a las patentes. Los comentarios del Nobel en forma abierta son contra el fundamentalismo de mercado causante de la crisis mundial. A pesar de lo cual es aceptado por los orientadores económicos del Gobierno. (*) “El malestar en la Globalización- Stiglitz es enemigo de esas recetas para los países en desarrollo. *Médico Cardiólogo. Ex Director de El Universal. Académico de Número de la Academia Nacional de Medicina, de la de Cartagena y de la de Historia. MOROND@telecom.com.co

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