Nadie hablaba de otra cosa sino del triunfo que obtendría el presidente Álvaro Uribe Vélez para su nueva reelección. Al propio estilo hitleriano, nada debía fallar y con “nadaito” de perro y sus carnitas y huesitos, venían preparando un triunfo arrollador. Las instituciones todas, al servicio de la reelección. Familias en Acción, subsidios para cuanto se les ocurriera, después Acción Social como caja menor apareciendo y llenando los listados para el futuro, el SENA, con la base de datos bien organizada, el Congreso Nacional, la justicia, en fin, todo, absolutamente todo, en sus manos para lo que se veía venir, que era ni más ni menos la reelección de Álvaro Uribe Vélez, pasando por encima de cualquier obstáculo. Vimos como todo se organizaba, hasta el punto de que se creían con el derecho de pasar por encima hasta de la Constitución. Plata en efectivo para comprar votos, desde la campaña al Congreso y esos mismos personajes, apoyando la campaña siguiente para la Presidencia. Sólo hay que ver quién apoya a quién, para saber por dónde va el agua al molino. Toda una farsa para poder decir que eso es la democracia. Pero no, les salió el tiro por la culata y terminó el famoso referendo castigando a quienes con mente perversa, querían hacer lo que les venía en gana. Fue el peor traspiés que pudieron sufrir y los están investigando quienes aprendieron la lección de que todo vale o que, el fin justifica los medios. Hizo carrera por las enseñanzas desde el propio palacio de Nariño de que todo era permitido y que, como se maneja con mano dura, todos debían sentirse amedrentados para que lo que se propusiera, fuera aprobado. Muchas cosas así se hicieron llegando al punto de que el lenguaje terminó también cambiado. Ya la corrupción, no la era, sino demostración de inteligencia; el no estar de acuerdo con planteamientos no era oposición, sino que se era guerrillero o subversivo; que protestar por ello tampoco lo era, sino que era terrorismo; en fin, todo al revés gracias a la manera “hitleriana” como se manejó la cosa pública en estos últimos ocho años, incluyendo el partido de la “U”. El miedo cundió no sólo en la guerrilla, sino en muchos de los colombianos que no comulgaban con lo que decía y hacía Uribe Vélez. Fueron ocho años de temor, en muchos casos terror, porque así como aparecieron los “falsos positivos militares o judiciales”, también hizo carrera de que muchos funcionarios se abrogaron el derecho de actuar igual. En lo económico sí que sucedieron cosas, hasta el enriquecimiento de la familia presidencial. Todo lo manejaban y manipulaban en beneficio propio, como lo dijeron en su momento las investigaciones. Zonas Francas, manejo de basuras, posiciones para los amigos más allegados, en fin, todo tipo de manejos de influencia en beneficio propio. Las privatizaciones, los contratos de prestaciones de servicios, las licitaciones, las concesiones y muchas cosas más, al servicio de la nueva elección presidencial. Por ello, el resultado es el que tenía que ser y la mayor votación en cabeza del heredero de tanta tramoya y marrulla. Juan Manuel Santos, presidente de la República de Colombia. *Periodista, ex asesor de paz del gobierno Pastrana, ex facilitador del gobierno de Uribe para un acuerdo humanitario. lviveropaniza@hotmail.com
Columna
Todo está consumado
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