Columna


Es el cargo que imputa a Piedad Córdoba el Procurador General, Alejandro Ordóñez. Lo verdaderamente preocupante en este caso no es ese señalamiento, sino quien lo hace, por la sencilla razón de que eso se volvió costumbre en nuestro país para tratar de silenciar los mil y un escándalos, como el de las chuzadas, los falsos positivos, la corrupción generalizada que entre otras, no vemos como esta entidad castiga a quienes todo se lo roban y son los que pontifican sobre la honestidad y el buen comportamiento en el manejo de la cosa pública. A diario nos entregan los medios los negociados en las entidades de orden público, los dineros embolatados en todas las entidades y, cuando se denuncia por parte de los medios de comunicación, que han sido la parte más importante para que no queden en la impunidad tantos casos de corrupción, es cuando esta entidad de control interviene, porque de lo contrario, su silencio parecería hasta cómplice. Lo hemos dicho de mil maneras: la elección de Procurador General, lo único que permite afirmar es que no es el más apropiado ante todos estos actos que ponen en duda su idoneidad y seriedad. Termina dicho funcionario siendo un personaje para tratar de hacer aparecer ante la opinión en general, que el ejecutivo es de lo mejor de lo mejor. Se utiliza también el cargo para sembrar el miedo a todo aquel que sea opositor al gobierno de turno, y para señalar, judicializar y ejecutar acciones, para dañar la imagen de muchos colombianos que hablan con la verdad y, hacer cosas para beneficio -así no nos guste- de muchos colombianos que esa misma entidad no defiende y actúa para hacer respetar su condición de ciudadano. Casi igual se puede decir de la Defensoría del Pueblo, que solamente se ve cuando los medios denuncian tantas anomalías en contra del pueblo. No defienden a ningún colombiano, la suya es una ineptitud total y se politizaron de tal manera, que hacen parte de las entidades que no se puede dejar en manos de funcionarios independientes y por el contrario, tienen que ser consideradas apéndices del ejecutivo. Lo vimos con el senador Jorge Robledo y con la senadora Piedad Córdoba. Observamos como, con rapidez, absuelve a muchos funcionarios que la Corte viene investigando con pruebas que no permiten su absolución. Por ello lo llamaron a explicar los motivos por los cuales actuó de esa manera. Me hace todo esto recordar que hay muchos que piensan como si estuviéramos en la época feudal. Traición a la patria es la que hacen en el ejecutivo con los dineros públicos y que las medidas que se toman ponen a los colombianos a vivir en la manera que lo están haciendo: en la total pobreza y miseria. Traición a la patria es dejar que las multinacionales se lleven la riqueza en detrimento de la dignidad de los colombianos. Traición a la patria es permitir que en las bases militares estén miembros de ejércitos de otros países. Afirmar que hay que hacer un acuerdo humanitario, que en el país las cosas no son como las pintan, es la cuota inicial para que se le sindique de guerrillero, terrorista y traición a la patria. La Procuraduría, con tanta politiquería, perdió su razón de ser. *Periodista, ex asesor de paz del gobierno Pastrana, ex facilitador del gobierno de Uribe para un acuerdo humanitario. lviveropaniza@hotmail.com

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