Apostaría que es más fácil enseñarle a bailar tango a un cocodrilo sordo y despechado, que resolver el tema de las basuras en Cartagena. Dicen que el desespero de la Alcaldesa es tan preocupante que, el otro día mientras digería una foto alusiva a la inmundicia de nuestras playas –publicada en la primera página de El Universal, por cierto– asomó su cabeza por la ventana del despacho, acomodó su cuello de ave amulatada, y grito? como cualquier loca desencajada: “¡Por favor, que alguien me traiga al mejor experto del mundo en basuras, que estoy desesperadaaaaa!” Por la magnitud del alarido, el Ministro del Medio Ambiente la escucho? perplejo desde su oficina en Bogotá, y preocupado la llamó, le pidió cordura, que no “cogiera carretera” tan temprano, que desafortunadamente debía multarla por sobrepasar los límites legales permitidos de contaminación auditiva, pero que le tenía la solución a sus problemas de basuras. Efectivamente, a los pocos días recibió un correo del Ministerio recomendándole los servicios del doctor Naita Basula, experto japonés en temas ambientales y autoridad suprema en civismo y campañas de aseo. La Alcaldesa no lo podía creer y brincaba con la emoción de una mariamulata encantada. “Por fin acabaré con semejante problema. Imagínense, esos orientales son unos verracos y tienen una tradición milenaria por la limpieza y la organización”, le expresó a sus colaboradores más cercanos. La mandataria tenía motivos para estar contenta, porque el aseo en Japón es tema de seguridad irracional. Para que tengamos una idea de la dimensión del asunto, en dicho país judicializan a quienes capturan arrojando papeles a la calle y los periódicos de circulación nacional publican su foto en “sucesos” como cualquier violador de esquina. Ya se pueden imaginar, si actuáramos igual en Cartagena, El Universal saldría con el grosor de una biblia para evacuar –si acaso- a la mitad de los acusados. Sin exagerar, señores, ¿quién cree usted que recoge las placentas en las salas de parto de los hospitales nipones? “Pues los recién nacidos, porque los bebecitos deben aprender desde bien temprano”, me lo comentó un funcionario del EPA, luego de estudiar a los japoneses en temas de higiene. Pero bueno, dejando la cháchara a un lado y entrando en materia, la noticia que tenemos es que el doctor Naita arribó a Cartagena hace 45 días y fue recibido por la plana mayor de la Alcaldía. En su traslado al hotel, mientras recorrían la avenida Santander, el amarillo se desencajo? al observar la cantidad de basura arrojada a las calles. Lo que para nosotros resulta cotidiano, para el japonés era motivo de terror y estrés sicológico. El hombre se transformó, sudaba copiosamente, respiraba mal, estaba impactado. En todo caso los funcionarios públicos imaginaron que era una reacción al sofoco caribeño y lo invitaron a las playas de Bocagrande, pero ahí fue Troya, amigos. El señor Basula, ante la magnitud de la inmundicia encontrada, convulsionó hasta el desmayo. Hoy está hospitalizado con una depresión impresionante, amenazando con hacerse el “harakiri” (suicidarse) ante su fracaso profesional. Tamaña dificultad tiene ahora la Alcaldesa, para solucionar un problema, cuando le cayó otro. ¿Y la cuenta del hospital? Subiendo. jorgerumie@gmail.com
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