Columna


Una luz para Jorge Piedrahíta

CLAUDIA AYOLA ESCALLÓN

02 de septiembre de 2010 12:00 AM

CLAUDIA AYOLA ESCALLÓN

02 de septiembre de 2010 12:00 AM

El ex veedor Jorge Piedrahíta Aduén desapareció el pasado 17 de agosto. Al parecer salió de casa a encontrarse con un amigo, pero nunca llegó a su destino. El médico de 76 años, que se había desempeñado como veedor ciudadano en contra de la corrupción, enfrenta un proceso por injuria y calumnia, derivado de las denuncias que hace algunos años interpuso contra la Sociedad Portuaria y el ex alcalde Gabriel García Romero, en las que Piedrahíta aseguró que se habían hecho actos indebidos en detrimento de los recursos del Distrito. Palabras más, palabras menos, Jorge Piedrahíta fue por lana y salió trasquilado. La denuncia que interpuso por corrupción terminó en un fallo en su contra que inicialmente le obligó a detención domiciliaria, y actualmente lo condena a 6 años de prisión. Hace 5 años, antes de que el CTI lo capturara en su residencia, Piedrahíta fue víctima de un intento de plagio. No se sabe con qué fin, delincuentes armados intentaron llevárselo, haciéndose pasar por miembros del CTI. Con temor por su vida, cuando los verdaderos agentes del CTI fueron por él, Piedrahíta intentó protegerse, lanzándose desde una altura que le causó una fractura grave que tuvo que ser intervenida quirúrgicamente. Jorge Piedrahíta fue llevado al hospital, donde recibió atención médica. Lo conocí el año pasado. Fue un encuentro casual en el que apenas pude estrechar su mano. No somos amigos, pero reconocí en él un rostro de un hombre cansado que no se resigna a perder la dignidad ni la razón. Un viejo pulcro, con el ánimo meticuloso de los médicos de antes, pero con la fuerza de carácter de los mejores años. El fallo reciente del Tribunal coincidió con su desaparición. Algunos desconfiados creen que Piedrahíta tomó la decisión de escapar de su destino, y cuando pienso en esta versión, me lo imagino en una playa bonita sacudiéndose la arena de los pies, intentado parecer un hombre que no huye de la justicia, con un “Cocoloco” helado en la mano. Pero me aterra la idea de que hayan ido por él. De que lo hayan desaparecido como desaparecen a la gente en este país. En silencio y sin dejar rastros. Como si se los tragara la tierra. Sin embargo, en el peor de los escenarios, si esta versión fuese cierta, no es el silencio de sus plagiaros lo que más me inquieta, es el silencio de esta ciudad que parece no hacerse preguntas. No sé si seguimos dormidos, aletargados por el calor húmedo de estos días, no sé si es por desidia, por desesperanza o por miedo. Por qué calla Cartagena, por qué no se hace preguntas, por qué olvida. En mayo de 2005, la revista Semana publicó un artículo sobre el caso que involucra a Piedrahíta, titulado “Socia doméstica”. El texto concluye con palabras del entonces personero distrital, Fabio Castellanos: “Este no es un buen mensaje porque podría impedir que en el futuro, los ciudadanos que ejercen el control social ya no se atrevan a denunciar las irregularidades y la corrupción”. *Psicóloga claudiaayola@hotmail.com

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS