Columna


Universidad y competitividad

AP

13 de agosto de 2009 12:00 AM

CRISTO GARCÍA TAPIA

13 de agosto de 2009 12:00 AM

Inicialmente iba a titular esta columna de otra manera, algo así como Educación y competitividad, pero decidí que tal título llevaba demasiado a la generalidad y no a la particularidad en su relación con la capacidad de la Universidad de producir competencias para el impulso y concepción de variables económicas y sociales decisivas en el desarrollo y progreso de la Región Caribe. Cuya ejecución corresponderá a versados en ciencias, tecnologías, artes y conocimientos, que solo la Universidad está en condiciones de aglutinar, impartir, difundir, confrontar y comprobar en sus aplicaciones fácticas. El problema que aflora en todas estas hipótesis acerca del papel determinante que la Universidad (Educación Superior) juega en el eje Competitividad y Desarrollo Regional, es que uno de los elementos del problema, la Universidad, no está mostrando la dinámica que los procesos demográficos, sociales, económicos y culturales imponen. Desvirtuando de paso cualquier intento por consolidar un verdadero y real proceso de desarrollo regional que pueda dar con nuevos modelos y herramientas que avalen y conduzcan a la inserción del territorio en la globalización comercial, el único escenario que mide de manera objetiva la competitividad y provoca movilidad de recursos de variada naturaleza. En cuanto a la competitividad y su relación directa con la calidad de la educación superior, no la vemos despuntar como la mayor fortaleza de nuestro aparato productivo regional, ni del nacional, como tampoco lo es la Universidad como proveedor de primera magnitud del insumo conocimiento, ciencia y tecnología para la productividad. No más en lo concerniente a la Universidad, estamos manejando cifras de deserción de estudiantes de la educación superior por encima del 48%, un guarismo desalentador e indicativo de que el problema en este ámbito crece en vez de reducirse o al menos controlarse. Y si de la Región Caribe se trata, las estadísticas divulgadas por el Ministerio de Educación Nacional para el 2008, tanto en cantidad como en calidad, resultan aterradoras: “No se encontró registro de títulos de doctorado en la Costa Caribe” (El Heraldo, Domingo 9 de Agosto de 2009). Si tanto en los Planes de Desarrollo Departamentales como en el Compromiso Caribe aparecen la educación y la competitividad como elementos clave para consolidar el proyecto de modernización de la Región Caribe, es pertinente volver sobre una y otra de esas coordenadas y concluir que los resultados de esas dos variables no se corresponden con el panorama con que se contrastan. Sin una educación superior de calidad, es poco probable que la Región Caribe pueda en algún estadio de su historia ser competitiva en su aparato productivo. Así las cosas, poco es lo que se podría alcanzar frente al reto inminente de la inserción de nuestra economía en el mapa de la globalización, apoyado en la ciencia, la tecnología y los conocimientos facilitados por la Universidad. ¿Qué hacer? *Poeta, escritor y periodista elversionista@yahoo.es

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