Columna


Vote por una mujer desnuda

VANESSA ROSALES ALTAMAR

20 de febrero de 2010 12:00 AM

VANESSA ROSALES ALTAMAR

20 de febrero de 2010 12:00 AM

La edición reciente de la revista SoHo tiene en una de sus portadas a María Fernanda Valencia, candidata a la Cámara de Representantes por Bogotá, con blazer en el torso, y las piernas descubiertas. A su lado, un titular dice: “Vote por mí y me desnudo para la próxima edición.” Daniel Samper Ospina la entrevista para que explique por qué. La señora María Fernanda dice al comienzo que para hacerse notar en medio de 229 personas que persiguen el mismo fin, prometió desnudarse si ganaba la elección. Seguidamente esclarece que no lo hace por el “sencillo hecho de llamar la atención”. Contradicción. Luego pretexta que desnudarse no tiene nada malo. Alardea que ser corrupto o pactar con fuerzas del narcotráfico y el paramilitarismo sí son hechos que deben ser estigmatizados. Desnudarse para obtener votos no. Vincular esta estrategia con conflictos nacionales duros de roer es una comparación obtusa. También argumenta que quitarse la ropa no es el mensaje que desea emitir. Pero desdichadamente y muy a pesar suyo, prometer un desnudo en SoHo a cambio de votos para obtener una victoria, sí transmite un mensaje claro. Parece decir que en un país donde la política pertenece a los hombres, para que una mujer supuestamente pensante llegue al poder, debe recurrir a uno de los métodos que mejor refuerzan nuestra tradición machista. Vale la pena anotar que al principio de la entrevista Samper explica cómo la publicación se ha mantenido siempre al margen de lo político. Por eso resulta muy diciente que la revista escoja untarse un poco más de política cuando la que se lanza es una mujer que promete desnudarse. Seguro que a Juan Lozano no le aceptan algo similar. Pero esa es la naturaleza de la revista. Más adelante, Samper Ospina pregunta sobre las supuestas opiniones del feminismo frente a la movida de la señora Valencia. Su respuesta: “a veces hay pocas cosas menos liberales que una feminista ortodoxa.” El problema con esa afirmación estrecha es que la mayoría de las mujeres, feministas o no, que observan en su estrategia un retroceso, son todo menos ortodoxas. Pertenecen a una generación que concibe la feminidad como una mezcla hecha de muchos frentes: la aspiración de ser bellas, madres, pensantes, intelectuales, virtuosas, autónomas, trabajadoras, y muchas más cosas, todas a la vez. Es impresionantemente decepcionante que una mujer, a estas alturas de la historia colombiana, tenga que prometer que la vean sin ropa para lograr hacer carrera política. Aunque la señora María Fernanda tiene razón en una cosa: al senador norteamericano Scott Brown nadie lo señaló de “perro” cuando se desnudó para una revista. Pero resulta que la historia de hombres y mujeres es abismalmente distinta y las libertades y logros de estas últimas se han hecho –y se siguen haciendo - con mucho esfuerzo. Además, aunque sus ideas levantarían muchas cejas entre retrógrados y moralistas cartageneros, son rescatables: defensa de libertades individuales, apoyo al matrimonio gay, la creación de un taxi rosa que proteja a las mujeres en las noches, duplicar la licencia de maternidad. A tono con el espíritu contemporáneo. Pero la señora María Fernanda es aburridamente retrógrada y contradictoria, recurriendo a algo tan mandado a recoger. *Historiadora, periodista y escritora rosalesaltamar@gmail.com

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS