Columna


¡Ya basta de carteles!

AP

20 de mayo de 2010 12:00 AM

CRISTO GARCÍA TAPIA

20 de mayo de 2010 12:00 AM

Es denigrante de toda dignidad cuanto proclaman las apologías del narcotráfico dobladas en películas y telenovelas en los canales privados de la televisión colombiana. La criminalidad en todas sus formas y aberraciones encuentra en estas “producciones del talento nacional” su más acabada expresión y el vehículo más idóneo y expedito para producir, y reproducir sin control y sí con efectos devastadores, la más perversa cultura de la ilegalidad mafiosa, el delito y el facilismo de lo ilegal como fuente de poder y riqueza. Jamás se había visto y oído en Colombia tanta promoción de lo ilegal y de los antivalores como en estos tiempos que corren y en los cuales pareciera que el reconocimiento y valoración de la identidad nacional solo pudiera provenir de la exaltación del narcotráfico, las mafias, el dinero fácil y el mancillamiento de la institucionalidad mediante la corrupción consentida en todos sus niveles, representaciones y personeros. Da grima ver en las telenovelas de narcotraficantes, traquetos y mafiosos de todos los pelambres y procedencia que se pasan por los canales de la televisión colombiana cómo se deshonran valores y símbolos supremos de nuestra más cara estirpe democrática poniéndolos dócil y servilmente a su favor mediante el soborno y la corrupción. Ya nos hicieron tragar una serie de programas con esa temática putrefacta, y ahora parece que se nos vienen con otra oleada de la misma porquería. Es vejatorio percibir que instituciones como el Ejército y la Policía Nacional se representen en estas telenovelas como aliados naturales de la ilegalidad encarnada por capos, cabos, sapos, tetas plásticas, vaginas reencauchadas y traquetos en general, que ofician en las mismas como los supremos detentadores del poder económico, político y social en el que ha devenido la sociedad colombiana en los últimos años. Basta que un personaje de estos lo quiera para que en las televisoras de todo el país y bajo sugestivos títulos y promociones que se traducen en provocaciones contra la dignidad, la moral y las buenas costumbres, se dé curso libre a la representación telenovelada del modelo que exalta la cultura mafiosa, sus gustos, excentricidades, espacios y métodos violentos característicos de quienes validos de su poder económico derivado de la ilegalidad se erigen en detentadores de la vida de sus compatriotas. De cuanto ahora se trata y de manera inmediata por parte de la sociedad ultrajada y lastimada por la banalidad de una cultura que se expresa en la representación audiovisual de antivalores contrarios a la naturaleza de la verdadera y real identidad de los colombianos, es el desmonte de ese modelo y la restitución de la dignidad ultrajada y conculcada. ¡Ya basta de carteles! *Poeta elversionista@yahoo.es

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS