El asistencialismo no es bien visto en el esquema moderno de responsabilidad social empresarial (RSE) pero muchos ricos de verdad-verdad caen en él para facilitar la tarea y no meterse al barro. “Acumular riqueza material” es su proyecto de vida y tras ese cometido, algunos de ellos, son capaces de trasgredir la Ley o aliarse con el diablo (si es que existe). Ejemplos en esta parroquia sobran. Pero, un giro revolucionario de la RSE podría nacer con el reciente anuncio (última revista Fortune) de dos de los más ricos del planeta, Bill Gates y Warren Buffett, alentados por sus esposas; ellos proponen dedicar al menos el 50% de sus fortunas a la filantropía plena e invitan a otros archimillonarios a imitarlos. De ser cierto, se reinventaría la RSE para las grandes ricos del mundo. Buffett piensa dedicar 99% de los 47 mil millones de dólares que posee a este noble propósito y dejar 1% para “lo necesario” de su familia y las próximas generaciones. A los seres humanos nos cuesta mucho trabajo entender que la riqueza material que se puede disfrutar en vida tiene un límite finito, más allá del cual no hay felicidad agregada. Nadie describe esta realidad mejor que León Tolstoi en su cuento corto titulado como esta columna; narra la suerte de Pahom, un campesino humilde, honesto y trabajador en tierras ajenas, que un día aprovecha la oportunidad de comprar una parcela muy pequeña vendiendo todo lo que tiene porque “la vida se vuelve imposible sin poseer tierras propias”. Pahom enriquece y de nuevo vende sus propiedades para comprar más y mejores tierras; hasta que encuentra a un sabio terrateniente, jefe de un pueblo lejano, que le ofrece venderle por mil rublos (una ganga) lo que pueda recorrer a pie en un día, con la condición de regresar el sitio inicial antes que se ponga el sol. Pahom animado por la codicia sale al amanecer y va marcando los linderos del predio que quiere comprar... se aleja y aleja atraído por tierras cada vez más fértiles y fuentes de aguas cada vez más abundantes. Antes del ocaso, Pahom decide regresar y corre al límite de sus capacidades para no perderlo todo; finalmente cae jadeante a los pies del sabio, justo antes de vencer el plazo. El sabio lo felicita por la prueba superada, mientras Pahom, aún en el piso, responde con una bocanada de sangre, presagio de lo peor. En una carrera fatal parecida, donde lo material llena inútilmente los espacios que debería ocupar lo inmaterial, nos lanzamos cada día todos sin darnos cuenta. Fortune asegura que la propuesta de Buffett y Gates ya fue acogida por otras parejas de grandes millonarios de Estados Unidos, como David Rockefeller, Michael Bloomberg (alcalde y hombre más rico de Nueva York) y Oprah Winfrey (exitosa presentadora de televisión). Los ricos-ricos colombianos y cartageneros (acá son muchos más lo “invisibles” que los visibles) ¿cuándo se sumarán a este combo filantrópico? Buffett, Gates y sus muchachos quiere saber, en esta vida ¿cuánta tierra necesita un hombre? El sabio del cuento de Tolstoi tenía la respuesta: “Su criado empuñó la azada y cavó una tumba para Pahom, y allí lo sepultó. Dos metros de la cabeza a los pies era todo lo que necesitaba”. *Ing. Civil y MBA, Directivo Empresarial restrepojaimea@gmail.com
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