Editorial


Ahora, la era del balígrafo

EL UNIVERSAL

26 de septiembre de 2016 12:00 AM

Cartagena es sede hoy de la firma del acuerdo de paz entre el gobierno Nacional y las Farc, y es la anfitriona de varios presidentes y personalidades del mundo. Como siempre, la ciudad está preparada para este tipo de evento de características especiales. El acuerdo no se firmará de cualquier manera, sino con un nuevo instrumento para escribir diseñado en Colombia.

Hace varios meses el ministerio de Educación le repartió a los medios del país lo que llamó la ministra Parody, directora del proyecto, un balígrafo, palabra que seguramente habrá que incluir ahora en el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) y que nació de combinar dos palabras, bala y bolígrafo.

El balígrafo es hecho de un casquillo de bala 0,50, más conocida como “punto cincuenta”, al que por supuesto le fueron retirados el detonante, la pólvora y la bala. En reemplazo de los anteriores elementos bélicos hay ahora otros pacíficos: una extensión de caucho para acomodar los dedos y una mina de bolígrafo para escribir con el balígrafo.

En un lado del balígrafo se lee “Ministerio de Educación” y en el otro dice “Las balas escribieron nuestro pasado, la educación escribirá nuestro futuro”. Según la ministra de Educación, “este es el símbolo del cambio, de la transición que Colombia vivirá en pocos meses, de un país donde las balas serán el pasado y la educación se convertirá en el presente y el futuro”.

Ya el balígrafo estuvo en La Habana y con este se firmó el preacuerdo con las Farc el pasado 23 de junio, cuando el presidente Santos le regaló uno al jefe de las Farc, alias Timochenko, y de nuevo será usado hoy para firmar el fin del conflicto entre el gobierno de Colombia y las Farc, y además, el presidente dijo que “les regalará balígrafos a los diecisiete presidentes que le acompañarán este lunes en esta ocasión tan especial en Cartagena”.

Cartagena tendrá que adoptar también el balígrafo de manera urgente para acabar con la creciente ola de violencia, a la que afortunadamente la Policía ha reaccionado de manera oportuna y se resolvió un reciente asesinato de manera muy rápida (falta hacerlo con otros) y días antes fueron neutralizados dos falsos operarios del Inpec en un intento de asesinato de un capo que tenía casa por cárcel en pleno sector turístico, pero ahora falta un trabajo integral para restarle poder a las bacrim, que además de su propia actividad ilegal constante y violenta, han empoderado y envilecido aún más a las pandillas de las ciudades, incluidas las de Cartagena, al involucrarlas en el microtráfico, con toda la violencia que se multiplica al entrar a esa actividad; hay atracos por dinero y por joyas a las personas, robos de celulares, extorsión, taquillazos y demás abusos contra la población que no pueden seguir existiendo.

El Gobierno ha dicho que hoy se empieza a escribir otra historia para el país, y ojalá sea también el punto de partida de una nueva política de desarrollo social y de seguridad general para Cartagena.

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