La Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) la estableció Gabriel García Márquez en Cartagena el 25 de junio de 1994, donde se inició su carrera de periodista en El Universal.
Dice su página web: “Desde marzo de 1995 hasta diciembre de 2014, más de 47 mil personas han participado en actividades presenciales y virtuales de la FNPI y se han realizado 708 talleres, charlas y seminarios de periodismo, no sólo en la sede principal de la FNPI en Cartagena de Indias en Colombia, sino también en otros 15 países de Iberoamérica”.
Sus actividades principales, sin embargo, han sido en Cartagena, como lo quiso su fundador. Pero Cartagena parece no haber comprendido la importancia de este legado y no ha sido generosa con la FNPI. Esta miopía no la comparten otras ciudades.
Medellín acaba de darle una sede alterna a la FNPI en sus nuevas instalaciones de Telemedellín, un edificio hermoso que enfatiza su vínculo con el escritor. Los premios internacionales de periodismo ya quedaron institucionalizados en Medellín (antes eran en México, financiados por Cemex y otros) y su Consejo lo hizo oficial. Ya no es una iniciativa del alcalde de turno, sino una política de ciudad, y de una muy especial, audaz y “metelona”.
La capital de Antioquia sí entiende la importancia de su vínculo con Gabriel García Márquez y le invierte en serio. Sabe que además de enriquecer la cultura de los habitantes de la ciudad y del departamento, le da fama y un atractivo más a Medellín para captar visitantes. Es decir, la ciudad sabe que también es un negocio excelente este vínculo.
En Cartagena, sin embargo, la FNPI pasa sin pena ni gloria en cuanto a las administraciones distritales. No sabemos si es vista como una fundación “rica”, o si no hemos entendido bien todo lo que podría hacer por la ciudad, además de apuntalar su vida cultural. Esta alcaldía que expira, sin embargo, ha tratado de darle en comodato a la FNPI una casona en Manga que le daría mucho más relevancia a la Fundación y a su nuevo Centro Gabo, que además de albergar un museo, tendría cupo para hacer muchos eventos más, en donde toda la ciudad, sus colegios y sus niños se beneficiarían.
El documento del comodato está para la firma del Concejo, entidad que viene demostrando cada vez con más frecuencia que está sintonizada con las necesidades de la ciudad y estamos seguros de que aprovechará la ocasión para ampliar la oferta cultural de los habitantes de Cartagena, y a la vez, añadirle una atracción más al turismo cultural y general. No es lo mismo una FNPI en un local apretado en el Centro que en una casa amplia en cuanto a los eventos que podría hacer.
Los cartageneros no pueden arriesgarse a que la FNPI se vaya de aquí, sino garantizar que florezca junto con la ciudad.
Comentarios ()