Editorial


Calles peligrosas

EL UNIVERSAL

16 de junio de 2016 12:00 AM

En la esquina de las avenidas Jiménez y de la Asamblea existe un registro sin tapa que obliga a los vehículos a realizar unas maniobras peligrosas. Y aunque lleva así más de dos semanas las autoridades distritales no se dan por enteradas, pese a que constituya un obstáculo para la movilidad local y un riesgo de accidentes, ya que es una vía principal.  El Distrito no está pendiente de reclamarle a las empresas de servicios públicos por este problema que se repite en otros barrios impidiendo que tengan efecto las medidas adoptadas para descongestionar el tráfico, que en nuestra ciudad se volvió caótico y denso. Estos registros, aunque no todos corresponden a obras de las empresas como Aguas de Cartagena, sí representan, como en el caso que mencionamos, un peligro para los conductores y transeúntes, por lo cual al Distrito le corresponde buscar la solución. Es igual que la Calle Larga en la cual entorpecen los cambios viales estacionando vehículos de toda clase sin que sean objeto de sanción alguna. Deben realizarse inspecciones periódicas en todas las vías e intersecciones de la ciudad para verificar que todo marcha bien y el tráfico no se ve perturbado. Hay conductores, por ejemplo, que dicen que determinados semáforos duran mucho en rojo y eso disminuye la velocidad de circulación, tales como los que quedan en El Trébol de Manga y en el puente Jiménez. Es inconcebible la despreocupación con que las autoridades -todas- atienden el tránsito en Cartagena, a pesar de ser uno de los grandes problemas de la ciudad. En las calles de muchos barrios, su situación es peor y los ciudadanos se esfuerzan por hacerla conocer. Ojalá las autoridades sean conscientes de que esta dificultad afea la presencia de la capital de Bolívar como emporio del turismo, pues una de las primeras cosas que miran nuestros visitantes es el estado de la malla vial.

Aparte del estado de las vías, las autoridades no alcanzan a sancionar a los conductores que no acatan las normas. En numerosas ocasiones nos hemos referido a quienes obstaculizan las vías, a quienes realizan maniobras peligrosas, y quienes irrespetan a los demás cuando van circulando. Los comparendos parecen unos papeles inútiles que nadie tiene en cuenta y no una sanción como deberían ser. Los conductores de buses y busetas no obedecen la reglamentación y miran a los agentes como si fueran unos peleles que solo están en las calles de adorno. En esas condiciones, las autoridades se convierten en una de las causas del problema de tránsito en lugar de contribuir a resolverlo porque sencillamente hace falta autoridad.

Si quiere que el tráfico fluya normalmente y no se presenten accidentes, el Distrito tiene que mantener en buen estado la malla vial de la ciudad y volver más activos a sus agentes.
 

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