Sesenta y cuatro grupos de música ancestral y danza tradicional y contemporánea de Cartagena y el Caribe estuvieron durante tres días con sus noches ante un grupo de emprendedores, convocados por la séptima versión del Mercado Cultural del Caribe.
Esta nueva experiencia piloto en la ciudad y el país, liderada por el gestor cultural cartagenero Rafael Ramos Caraballo, ha creado una nueva manera de asumir la sostenibilidad y la conectividad de la cultura haciendo posible una trilogía que parecía distante y escurridiza: la del creador, el emprendedor y la del capital de riesgo. Un enfoque novedoso que desde hace siete años se ha estimulado en cada realización del Mercado Cultural del Caribe.
Ha crecido con nuevas posibilidades esta iniciativa al punto de que observadores nacionales e internacionales asisten con el objetivo de intercambiar, participar y replicar la experiencia en otros lugares del país y de América Latina. El evento tuvo como escenario el Castillo de San Felipe, convertido en un inmenso laboratorio de ideas y en una plataforma sin antecedentes en la vida cultural de Cartagena. No se limitó a la exhibición de grupos y a las ruedas de negocios, sino también al aspecto pedagógico, formativo, productivo y organizacional.
Muchas alianzas interdisciplinarias ha generado este mercado ideado por la Corporación Cultural Cabildo. Además del Ministerio de Cultura, la Cámara de Comercio de Cartagena, Escuela Taller de Cartagena, Laboratorio de Investigación e Innovación en Cultura y Desarrollo de la Universidad Tecnológica de Bolívar, Red de Inclusión Productiva de Cartagena, Instituto Departamental de Cultura y Turismo de Bolívar, se han sumado organizaciones culturales del Caribe y el Pacífico, entre otros.
La lección de este Mercado Cultural del Caribe es para todas las instituciones de la cultura en la región y para todos los creadores: un cambio de conciencia ante la anacrónica visión desgastada del proteccionismo y la subvención cultural y “la soledad del artista incomprendido por la sociedad que a su vez no comprende a esa sociedad”, como ha dicho el experto economista Felipe Buitrago. Y una nueva dimensión del impacto de los productos y bienes culturales en el desarrollo de una nación (la Economía naranja). Este enfoque aborda mercados interamericanos de contenidos originales, infraestructura, industria, inclusión social e integración comercial. Un sector como el de la cultura no se sostiene solo como un milagro sino creando alianzas, innovando y preservando la riqueza de lo ancestral. Lo competitivo no es parecernos a los otros sino a nosotros mismos, con una mirada exigente y cualitativa de tradición y modernidad.
“La Corporación Cultural Cabildo, realiza proyectos de formación y desarrollo para grupos de música y danza que trabajan por su desarrollo sostenible y circulación en nuevos nichos de mercados nacionales e internacionales”, dijo Rafael Ramos. La medición de estos días de mercado es a corto y largo plazo. La música y la danza han abierto nuevas fronteras desde Cartagena.
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