Editorial


Ciclistas en riesgo

El ciclismo, como muchas otras formas de deporte, es una forma de mantenerse en buen estado físico y mental. Los países que fomentan el deporte en grandes segmentos de la población no solo tienen ciudadanos más sanos, un objetivo loable para cualquier gobernante, sino que ahorran millonadas en salud pública. Fomentar el deporte, entonces, no es un acto generoso del gobernante, sino una movida práctica y astuta para proteger el erario.

En Cartagena hay grandes cantidades de deportistas que bregan con escenarios deportivos no siempre idóneos, contra viento y marea. Hay un sector, sin embargo -el ciclismo- que no necesita infraestructura especializada y costosa, sino las mismas carreteras y vías de la ciudad. Su costo para el estado es ninguno, o cuando mucho es marginal, ya que de todos modos habría tenido el Gobierno que hacer las carreteras. Quizá lo único negativo que podría decirse es que demasiados ciclistas aún no entienden que deben andar en fila india por dos motivos: el principal es cuidarse a sí mismos de ser atropellados al estar de imprudentes ocupando buena parte del carril, cuando no todo; y en segundo lugar, pero igualmente importante, por cortesía con los conductores de automóviles, a quienes constantemente ponen en aprietos con sus imprudencias.

Los ciclistas son ciudadanos completos, con deberes, pero también con plenos derechos, y estos les están siendo vulnerados por un creciente grupo de delincuentes y salteadores, cada vez más audaces y agresivos.

En la última semana se dice que atracaron a un grupo de ciclistas entre Las Ramblas, en la urbanización Barcelona de Indias, y la entrada a Bayunca. Aunque este rumor llega de muchos lados, no hemos conocido a personas de carne y hueso que nos lo hayan confirmado, llegando algunos a pensar que es un invento.

Semanas atrás se corroboró el caso de una ciclista a la que tumbaron para atracarla, fracturándole la rodilla además de recubrir múltiples golpes. Pero ayer se conoció un video, este sí narrado por las víctimas, quienes fueron atracadas en La Boquilla, sobre la Vía del Mar, la que no tiene una sola luz del alumbrado público que funcione entre la entrada sur del pueblo y la última entrada a este antes del primer puente, yendo hacia el norte, haciéndole la labor a los delincuentes mucho más fácil. Y para rematar, es difícil ver un policía en ese tramo, a no ser que sean los que van a hacer turno al retén de Marahuaco. Ocasionalmente, hay un par de agentes en algún tramo de los puentes entre La Boquilla y Tierrabaja.

El fin de semana pasado hubo un retén de Infantería a la entrada de Bayunca, nutrido y con armas largas y cortas, aunque no sabemos si sigue allí o si está operando en el área, lo que sería sin duda un gran apoyo para la seguridad de la zona por la confianza que genera esta rama de las Fuerzas Armadas.

Las autoridades tienen el deber de proteger las carreteras, y en este caso a los ciclistas, y no puede seguir la negligencia que ayuda a hacerlos blanco fácil de los atracadores.

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