Editorial


Cierre abusivo de la Vía del Mar

Cartagena quizá es la ciudad con la movilidad más restringida de Colombia dada su geografía de islas y cuerpos de agua, agravada por una planeación inexistente. Priman la improvisación y el abandono del Estado, que no acompaña al sector privado. Hoy tenemos un boom de construcción para vivienda y hotelería sin que haya la expansión respectiva de las vías.

A pesar de la estrechez hay múltiples eventos que insisten en usar la avenida Santander, con la consabida congestión. Un trancón en su rotonda, por ejemplo, se siente en Manga, Pie de La Popa, Bocagrande, Marbella y Crespo, además de en la propia avenida Pedro de Heredia.

Cada vez es más irresponsable conceder permisos que amenacen la movilidad, ya que los perjuicios son inmensos y delicados: impiden a la gente local y foránea cumplir sus citas, incluido tomar aviones a tiempo, o llegar de emergencia a una clínica. La avenida Santander debería ser intocable para cualquier cosa distinta al tráfico automotor.

Por eso el alcalde Vélez y el Director del DATT, Jorge González Marrugo, se negaron a facilitarla para las pruebas de la Federación Nacional de Ciclismo, entidad que tiene todo nuestro respeto y que merece el apoyo de la ciudad y de los medios, pero no a expensas de la movilidad de Cartagena.

Al no obtener permisos para el evento de ciclismo en dicha avenida céntrica, la Federación obtuvo un permiso de la Policía Nacional de Carreteras, o al menos así le dijeron a El Universal, y sin una campaña para dar a conocer que se realizaría el evento, cerraron ambos carriles de la Vía del Mar desde Los Morros hasta el retorno del peaje de Marahuaco ayer en la mañana, con el despropósito de hacerlo hasta la 1 de la tarde.

Si se hubiera dado a conocer a tiempo, la ciudadanía se hubiera enterado en Cartagena y en Barranquilla y hubiera usado La Cordialidad.

Sin embargo, eso no hubiera solucionado la irresponsabilidad con los habitantes de los pueblos y barrios de la Zona Norte, que se quedaron detenidos en sus casas sin ir a trabajar a la hora correcta los adultos ni al colegio los niños, por cuenta de esta improvisación.

En vez de las cuatro o cinco horas programadas, el bloqueo de la vía duró dos porque la Alcaldía y el DATT se movieron para agilizar las competencias hechas a pesar de sus reparos. Pero aunque el bloqueo policial de la vía hubiera durado solo cinco minutos, ya era un gran abuso de autoridad, un acto de arrogancia centralista como no habíamos visto antes aquí por parte de la ANI y de la Policía de Carreteras.

No podemos creer que su Director, el General Carlos Mena Bravo, veterano de esta ciudad por haber sido su Comandante de Policía varios años, diera ese permiso a sabiendas de lo que ocurriría y en contra del criterio del Alcalde: el cierre de una vía arteria sin aviso suficiente y el confinamiento a la fuerza de varias comunidades en sus casas, para no mencionar el perjuicio económico a la Concesión Vía al Mar. Alguien no le dio toda la información.

Ojalá se esclarezca esta cadena de eventos infortunados para que no se repitan, incluyendo el tratar a Cartagena como si fuera un villorio colonial.

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