La tormenta tropical Harvey sigue aún con esa clasificación y antes del cierre de esta edición atravesaba el Caribe hacia el noroeste y se pronosticaban lluvias pesadas en Aruba, Bonaire y Curazao. Mientras tanto en Colombia el CIOH, en Cartagena, y el Ideam en el país, daban informes un poco contradictorios. La primera entidad advertía, para evitar el pánico, que no había motivo para alarma en Cartagena, mientras la segunda hablaba de lluvias copiosas en el norte del Caribe colombiano.
La discusión resultó bastante académica, ya que lejos o no la tormenta Harvey, las lluvias locales hicieron daño en la ciudad, desbordando canales pluviales, tumbando árboles y algunas casas, mientras se inundaban calles y viviendas en algunos sectores. Estamos seguros que una inspección mostraría, como siempre, que los canales de desagües pluviales están llenos de las basuras más insólitas, como bolsas plásticas, colchones decrépitos, neveras viejas, muebles destruidos de todo tipo, además de la usual sedimentación proveniente de aguas arriba y del derrumbe de los bordes de los canales, sumada a la proliferación en ellos de plantas acuáticas y malezas diversas.
Es urgente que el Distrito se asegure que el proyecto de arreglar estas estructuras de desagüe no se dilate más, que la financiación no se embolate y que las áreas circundantes no vayan a sufrir una ola de invasiones relámpago por los usuales avivatos que pretenden medrar de los bienes públicos, para lo que algunos de estos ‘dirigentes’ -invasores profesionales- impulsan a personas muy necesitadas a servir de carne de cañón con la esperanza de lucrarse ellos, y de obtener dónde vivir los segundos. También habrá algunos vecinos que tratarán de extender sus patios y terrazas para pescar en río revuelto. Todo lo anterior puede ser motivo de atraso de este proyecto estratégico para Cartagena y para sus habitantes más pobres, por lo que las autoridades deben estar muy vigilantes de que nada lo ponga en peligro.
Por lo pronto, las autoridades meteorológicas deberían dejar de preocuparse por la semántica que diferencia las tormentas tropicales y huracanes del Caribe y ponerle más atención a la realidad de las lluvias locales, siempre fuertes y dañinas en esta época del año, sin que eso quiera decir que no nos importe la meteorología al norte de la ciudad y del país, ya que esta también nos puede inundar y de manera catastrófica.
Cuando comiencen las lluvias de 2018 no deberíamos estar hablando de lo mismo, sino del avance de las obras en los canales pluviales.
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