Editorial


De escándalo en escándalo

Los últimos acontecimientos en la campaña electoral a la Presidencia no sólo están teñidos de conductas indeseables, sino que han revelado las mentiras, el cinismo y la irresponsabilidad con que algunos llevan la política en nuestro país, muy lejana de la transparencia y la honorabilidad, que deberían ser virtudes imprescindibles en quienes aspiran a manejar los destinos de Colombia durante los próximos cuatro años.

Es injustificable que algunos altos personajes, funcionarios y líderes políticos en competencia hayan creado tal confusión de versiones y contraversiones.

El escándalo más reciente, luego del de la campaña de Santos por cuenta de las acusaciones de alias “Comba” contra JJRendón y el supuesto dinero ilegal que habría entrado a las arcas del presidente candidato, fue el de Óscar Iván Zuluaga, aún en desarrollo.

Le hubiera sido mucho más fácil explicar claramente desde el principio su relación con el “hacker” detenido, y el expresidente Uribe debió decir desde antes que no tenía pruebas sólidas -sino apenas alguna información- de que a la campaña presidencial de Santos en el 2010 entró el dinero antes mencionado.

En el caso del candidato del Centro Democrático, cuando fue allanada la oficina del “hacker” Sepúlveda y detenido este por espionaje y delitos contra la seguridad nacional, dijo a los medios que aunque había sido contratado por su campaña, lo fue para ocuparse de las redes sociales y la seguridad informática y que desconocía cualquier otra actividad suya, incluyendo que estuviera interceptando correos, además de que nunca se había reunido con él.

Luego rectificó y dijo que sólo habían estado en contacto con Sepúlveda pocos minutos, pero un video publicado por Semana, si resulta todo auténtico y sin trucos, lo contradice al mostrarlo hablando con Sepúlveda de algunas de las actividades del hacker que serían ilegales.

Y anoche emergió un testigo español, ya protegido por la Fiscalía, quien según entrevista hecha por Vicky Dávila, fue empleado por Sepúlveda para proteger la seguridad informática de la campaña y los candidatos, pero que  hizo videos y guardó información de las reuniones y conversaciones con Sepúlveda y otros al sospechar que las actividades podrían ser ilegales.

Así las cosas, y aunque resultara que alguna parte de la información es un montaje, como dice Zuluaga, el solo hecho de mentir destruyó su credibilidad para muchos votantes.

Durante las últimas semanas hemos visto un desprecio a nuestro ordenamiento jurídico, incluyendo el de algunos funcionarios locuaces, el pisoteo de nuestras instituciones y el uso de la pendencia y el insulto en lugar de la respetuosa confrontación de tesis y propuestas, como esperamos que se produzca en la discusión entre los candidatos anunciada para este jueves.

Faltan seis días para la primera vuelta presidencial y nunca como antes los colombianos tienen en sus manos la responsabilidad de elegir con seriedad para sustentar y resguardar nuestra democracia. Ojalá lo hagan.

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