Aunque aún falta la última instancia de la tutela contra los terraplenes de acceso al puente en Marbella, que por el momento favoreció al Consorcio Vía al Mar, en la reunión de hace dos días se dio otro paso hacia consolidar estas estructuras: se quedarán allí, dijo el comité, pero será mejorado su paisajismo.
No dudamos de que el aspecto de los terraplenes mejorará con la vegetación, pero tampoco dudamos de que seguirán siendo unas estructuras pesadas y feas, si bien eran una solución mucho más barata que construir el puente y sus accesos sobre columnas, estilo viaducto. Era previsible que se quedaran allí los terraplenes, como dijimos en este espacio hace unas semanas, porque cambiarlas costaría un dineral que nadie quiere asumir, especialmente cuando las distintas autoridades han declarado que todos los papeles están en regla.
Es una lástima que la discusión se haya centrado solo en el puente y sus “lomas” (además del túnel averiado por un mal cemento antes de siquiera estrenarlo) y no en los demás trabajos que necesita la avenida Santander para estar a salvo del creciente nivel medio del mar y para acomodar el crecimiento de la ciudad. Ya la sola lluvia crea unos charcos enormes en esta vía que la hacen intransitable y a nadie parece importarle.
Tampoco reclama nadie -al menos no lo hacen los gobernantes- construir la Avenida del Bicentenario, la doble calzada entre el túnel de Crespo y Castillogrande. Esta vía vale muchísimo dinero pero le abre camino a los nuevos hoteles que se construyen en Bocagrande y a otros que podrían surgir.
Pensar que ese dinero se gastaría mejor en otra parte de la ciudad es un simplismo porque el sector turístico es la caja registradora de Cartagena para miles de trabajadores de este sector, y porque si aquí se pierde la competitividad y la movilidad se empeora, nadie querrá venir a la ciudad y habrá mucho más desempleo al establecerse el círculo vicioso de menos turistas, menos ingresos y no solo no habrá más empleo, sino que se reducirá el que hay ahora. Cualquier industrial sabe que sus máquinas tienen que estar en muy buen estado para poder producir y eso solo se logra con buen mantenimiento y con inversiones oportunas y lo mismo requiere la ciudad turística.
Tampoco se dijo nada de la segunda calzada de la vía al norte, viaducto que se construirá sobre la ciénaga de la Virgen y que hasta donde sabemos, puede ser iniciada ya por haber cumplido los trámites. Esta calzada es indispensable para la ciudad y aunque el de anteayer no era el escenario indicado, no habría estado de más que la ministra Abello hubiera dicho cuándo arrancarán la obra.
De la reunión del comité salió una gran noticia que seguramente nadie objetará, aunque aquí todo es posible: se iluminará la vía entre el túnel y el peaje de Marahuaco, obras que costarán 7 mil millones de pesos.
Al fin acompaña el Estado a los habitantes de la zona norte y es consecuente con el esfuerzo de los inversionistas privados de esta área, desarrollada con grandes riesgos financieros para estos, pero con grandes beneficios para el erario. Ya era hora.
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