Cuando un deportista colombiano obtiene un triunfo internacional memorable, el primero que lo felicita por Twitter o los medios de comunicación es el presidente Juan Manuel Santos, aunque esas victorias no son fruto de los programas del Gobierno sino del esfuerzo personal de esos héroes, que se enfrentan a sus rivales con la misma dedicación con que lo hacen a las adversidades, entre ellas la falta de apoyo. Un programa serio de fomento al deporte no es un cúmulo de felicitaciones entusiastas y requiere grandes inversiones en infraestructura y en formar a quienes muestren potencialidades de campeones, y es el resultado de mucho tiempo y esfuerzo, donde hay que prestarles ayuda a los deportistas.
El rubro presupuestal en Colombia para fomento al deporte pasó de $436.000 millones este año a $260.000 millones en 2016, una absurda decisión tras los buenos resultados en los últimos Juegos Olímpicos y en los recientes Panamericanos de Canadá, según la radicación del Presupuesto Nacional por el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, para aprobar en el Congreso. Y el año pasado, con mayor inversión, el deporte ocupó el antepenúltimo lugar en ese presupuesto, con el agravante de que cada vez menos el sector privado colombiano aporta recursos para patrocinar atletas o equipos que van a representarnos a los torneos internacionales.
El ministro de Hacienda explicó a los medios que esa reducción equivale a un 40%, y la atribuyó a que este año hubo un aumento fuera de lo común en la inversión para este sector, con motivo de los Juegos Nacionales, cuyas obras, en su gran mayoría han estado atrasadas y se han ejecutado en medio de escándalos al adjudicar contratos. El Presidente del Comité Olímpico Colombiano, licenciado Baltasar Medina, se mostró preocupado y calificó, hablando para RCN Radio, de insuficiente el presupuesto para el deporte colombiano para el próximo año. Preocupación bastante justificada si se tiene en cuenta que es el año de las Olimpiadas de Río de Janeiro, en las que nuestro país aspira a llevarse muchas medallas. Para rematar, al preguntársele a Cárdenas por los escenarios deportivos de Santa Marta para los Juegos Bolivarianos, el ministro argumentó que “como estamos en época de austeridad se tendrá que aprovechar la cercanía de ciudades como Barranquilla y Cartagena para subsanar los inconvenientes de escenarios”.
Es decir, que no hay esperanzas para que nuestros jóvenes sueñen con emular a Nairo Quintana o una Caterine Ibargüen, como no sea con su propio esfuerzo. La reducción del presupuesto deportivo volvió a dejar a este sector como la cenicienta en la inversión nacional, quitándole al país un instrumento valioso para apartar a nuestros muchachos del pandillismo y el crimen. Tal vez por eso, hay que incrementar el presupuesto para gastos de seguridad.
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