Editorial


Desobediencia que cuesta

Las playas de Crespo, con una extensión lineal de 2 kilómetros, se cerraron tras la culminación de la obra del Anillo Vial, proyecto ejecutado por el Consorcio Vía al Mar. Su ejecución causó desniveles en la playa y los resultados de los estudios de batimetría recomendaron que no se habilitara porque representa un peligro inminente para los bañistas. Es decir, desde hace más de 2 años y 7 meses nadie debería meterse a nadar ahí.

Sin embargo, la semana pasada se conoció que un menor de 16 años se ahogó mientras disfrutaba del mar junto a unos amigos, su hermana y su novia. Según la versión de las autoridades, el menor esperó que el salvavidas se descuidara para darse un chapuzón que terminó en tragedia.

Irrespetar los llamados de atención de los salvavidas y los seis avisos de alerta roja es una constante que por suerte no ha dejado más muertos en ese sector. Ahora, para evitar que se sigan cometiendo infracciones, el director de Distriseguridad, José Ricaurte, está pidiendo acompañamiento de la policía.

“Ya le hicimos el llamado a la Secretaría del Interior y a la Policía Metropolitana para que nos respalden con uniformados de la Policía de Turismo, ya que quizás los bañistas sienten más respeto por la institución, ya que a los salvavidas ni caso les hacen”, dijo Ricaurte.

Es vergonzoso que una ciudad que está pidiendo a gritos más cantidad de policías por los hurtos que se cometen a diario -la mayoría en motocicletas- en los barrios, tenga ahora que poner uniformados a prevenir que unos insensatos que se hacen los ciegos, sordos y mudos, se metan a una playa restringida.

Decir “no sabía que estaba prohibido” no puede ser una excusa válida para un bañista que, como añade Ricaurte, en menos de un kilómetro puede ver que hay letreros de todo tipo: en español, en inglés, con imágenes, con letras gigantes y de colores llamativos, además, son más de cinco los salvavidas que están en el lugar y que tienen que sacar todos los días del mar a las personas desobedientes.

Estas personas son en su mayoría jóvenes y menores de edad que deberían tener también un acompañamiento de los padres, una educación que desde casa vaya fundamentada en el respeto a las personas y a las normas. De lo contrario seguiremos con la teoría de que se necesita un policía por cada habitante.

Pensamos que el imprudente se cruza un semáforo en rojo solo ‘por falta de autoridad’, sin pensar primero que él es el responsable de arriesgar su vida y la de los demás por su falta de disciplina y educación.

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