Editorial


El cambio climático no perdona

En estos días las válvulas pico de pato acaparan la atención de los habitantes de Bocagrande y Castillogrande dadas las inundaciones causadas por las mareas altas, por las lluvias de hace unos días, y por la combinación de ambas, pero prima la inmediatez porque las preguntas de fondo no se las están haciendo los vecinos: por ejemplo, ¿en 10, 15, o 30 años, serán viables estos barrios costeros? ¿Qué hay que hacer para que lo sean?

Cartagena es de las pocas ciudades colombianas que tiene un plan formal para adaptarse al cambio climático, el Plan 4C (‘Cartagena Competitiva y Compatible con el Clima’), pero desafortunadamente poca parte de la ciudadanía lo conoce y debería ser divulgado de manera sistemática para que la población comience a remar para el mismo lado. El objetivo principal por supuesto no es ‘combatir’ el cambio climático, sino reducir la vulnerabilidad de la ciudad frente a este, que es inevitable y que cada día se acentúa.

En el Plan 4C dice textualmente: “El POT debe reflejar una reglamentación con base en la característica ambiental de la ciudad. El reto es planear en el largo plazo así como los mecanismos de ordenamiento de la ciudad teniendo en cuenta la mitigación y adaptación al cambio climático”, y luego añade: “La ley colombiana nos obliga a que debemos planear con base a la adaptación del cambio climático (Ley 1523 del 2012)”. Es decir, no es una opción de las distintas administraciones, sino una obligación legal, además de obedecer al sentido común, y sobre todo, al de supervivencia.

A 2040 el Centro Histórico, Bocagrande, Castillogrande, El Laguito, Manga, los barrios aledaños a la ciénaga de la Virgen, al igual que muchos asentamientos urbanos y semiurbanos costeros estarán inundados de manera permanente.

No pretendemos ‘contar’ el Plan 4C en este espacio, pero la comunidad sí debería familiarizarse con este, como ya dijimos, y nada mejor que las asociaciones de vecinos en los distintos barrios para lograr este fin.

En estos días, como todos los años en varias fechas, las mareas altas nos recuerdan el cambio climático, pero apenas se aminoran nos olvidamos de actuar. Son especialmente omisos los alcaldes al no tomar las medidas ambientales ni asignar las partidas presupuestales para poderlas ejecutar, y cada año todo será peor.
Los ciudadanos deben apoderarse del Plan 4C en el mejor de los sentidos porque lo que ha pasado no es nada comparado con lo que viene.

 


 

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