Editorial


El Caribe y la quinta libertad


El recién emitido reporte del Sistema de Información Turística de Cartagena (SITCAR) ofrece datos importantes. De enero a mayo de 2015, según el SITCAR, el aeropuerto que más pasajeros movió en Colombia fue Bogotá, con 5.881.030, y creció 10,9% con respecto al mismo periodo del año pasado; Rionegro tuvo 1.298.216, pero decreció  0,2%; Cali recibió  938.066, y creció 4,1%; y Cartagena recibió 723.096, y creció  8,5%. El total recibido por los aeropuertos de Colombia fue de 12.193.654 en ese periodo, equivalente a 8,9% más que en 2014. El total absoluto para Colombia en 2014 fue de 29.011.418 pasajeros y para Cartagena, 1.700.378 pasajeros.
El turismo extranjero en Cartagena creció 13% anual entre 2012 y 2014. En el mismo periodo, el turismo extranjero de Colombia creció 9,6%, es decir, casi 3 por ciento menos que el de Cartagena, que también creció mucho más que el promedio mundial, que fue de 4,3% en 2014 y de 4% en los cuatro primeros meses de 2015. Una noticia también buena es que en los primeros 5 meses de 2015 los viajeros extranjeros en Cartagena crecieron 18,8%, y en Colombia 18,4% en el mismo periodo.
Cartagena, con 256.805 visitantes aéreos foráneos en 2014, es el segundo destino para el turismo extranjero después de Bogotá, que recibió 1.012.822 y creció 17,1% (vs 18,8% Cartagena).
Esta “competencia” entre Cartagena y Bogotá es parecida a la del dicho popular del “burro amarrado contra el tigre”, ya que la capital concentra la mayoría de las frecuencias aéreas internacionales de Colombia, las que obligan a muchos de los turistas del mundo a llegar a Colombia por Bogotá aunque vayan para cualquier otra ciudad del país.
Aunque en teoría Cartagena tiene cielos abiertos, estamos restringidos por no tener la llamada “quinta libertad” comercial, y si la tuviéramos cualquier aerolínea extranjera podría dejar y recibir pasajeros, carga y correo aquí, en ruta a otros países, haciendo que la ciudad fuera mucho más accesible a los visitantes del mundo.
La ley colombiana exige reciprocidad para que una aerolínea goce de la quinta libertad en Colombia y su país de origen debe corresponderle a las aerolíneas de Colombia, requisito que suena razonable hasta que nos damos cuenta de que es una medida centralista que protege a la aerolínea principal del país y perjudica a los demás destinos, especialmente los del litoral Caribe:Santa Marta, Barranquilla, Cartagena y San Andrés.
Bogotá es ahora el embudo por el que deben pasar la mayoría de las aerolíneas del mundo y también de los pasajeros que van a cualquier lugar de Colombia.
Le convendría más al país eliminar ese requisito legal para que las ciudades del Caribe colombiano reciban mucho más turismo, y Colombia muchos más ingresos, que seguir con esta traba con sabor monopolista. Los congresistas tienen la última palabra.

 

 

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