Editorial


El carril exclusivo de Transcaribe, no lo es

Antier un ciclista invadió súbitamente el carril exclusivo de Transcaribe en Bazurto y fue atropellado aparatosamente por un bus de la compañía. Pero como por un milagro se paró y salió caminando y aparentemente ileso del percance hasta el borde la vía, aunque seguramente muy aporreado ya que el vidrio panorámico del bus se rompió, indicando que el golpe no fue leve. Y a consecuencia del frenazo del bus resultaron lesionados el conductor y cinco pasajeros más.

Esta escena seguramente la había repetido muchísimas veces antes el ciclista, pero sin consecuencias para él, hasta que le tocó el turno de pagar su imprudencia, afortunadamente sin morir. Lástima que tuviera que aprender de esta manera a no meterse en el carril exclusivo de Transcaribe, ya que no le hizo caso a la pedagogía de la empresa, lo que le hubiera ahorrado el porrazo y el susto.

Todos los días hay personas, tanto conductores de vehículos públicos como privados, al igual que vehículos de tracción animal y ciclistas, incluyendo a jóvenes con ciclas de cross, y también peatones, que invaden este carril, pensando que a ellos no les pasará nada, y pensando también que las normas y las reglas son siempre para los demás. Se sienten muy avispados por violar las normas.

Transcaribe no solo debería seguir con su constante pedagogía acerca del buen uso de su carril exclusivo, sino que debería montar un sistema de cámaras en sus rutas que permita grabar y capturar luego a los infractores para imponerles multas y sanciones fuertes para proteger sus vidas y las de los pasajeros de los buses de Transcaribe, que también son puestos en mucho peligro por estos irresponsables que usan el carril exclusivo a pesar de todas las advertencias.

Este carril está diseñado solo para los buses, y en emergencias y con las luces y equipos necesarios para avisar de su paso por la vía, para las ambulancias y los carros de bomberos, que también podrían arrollar a personas o vehículos menores con la posibilidad de causar heridas y la muerte de diversas personas, incluidos los pacientes de las propias ambulancias.

También convendría construir puentes peatonales en varios lugares que permitieran rodar a las bicicletas, para evitar la tentación de cruzar por cualquier parte, y es verdad que estas infraestructuras están haciendo mucha falta. Como no tenemos cultura distinta a la de la inmediatez, casi nadie quiere caminar hasta la siguiente cebra para cruzar, prefiriendo lanzarse a la calle por cualquier parte sin importar las consecuencias para sí mismo ni para los demás. Lo importante es cruzar como sea.

Volvemos al mismo tema de la incultura ciudadana, que debe combatirse con pedagogía y con autoridad, con la zanahoria y el garrote, porque a demasiada gente no le basta con la primera opción.

 

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