Hoy se firma en Cartagena entre el Fondo de Adaptación y el Consorcio Dique, compuesto por la compañía holandesa Royal Haskoning DHV y la colombiana Gómez Cajiao, la contratación de los diseños de las obras para solucionar los problemas que le causa el Canal del Dique a los departamentos de Atlántico y Bolívar. Estos diseños costarán algo más de 52 mil millones de pesos.
Las lluvias de 2010 y 2011 inundaron el sur del Atlántico por el boquete de Santa Lucía principalmente, arruinando a esa población y a una zona agrícola y ganadera de gran importancia y tamaño.
En Bolívar no solo inundó varios pueblos, sino que amenazó la bancada de la carretera Troncal de Occidente entre Corralito y Gambote y debilitó los cimientos del puente sobre el Canal del Dique.
Por eso -por la posibilidad de que las crecientes acaben con vidas humanas- no sorprende que los objetivos técnicos del proyecto comiencen por el “Control de inundaciones y regulación activa del ingreso de caudales al sistema del Canal del Dique”; que sigan con el “Control de niveles de agua a lo largo del canal navegable”; y que aparezca apenas en tercer lugar el “Control de tránsito de sedimentos entre el Canal y las bahías de Cartagena y Barbacoas”.
La amenaza del Dique a Cartagena no es tan dramática como las escenas de pueblos enteros inundados y familias evacuándolos al perderlo todo, pero de dejarlo a su libre albedrío, el Canal acabaría con la economía de la ciudad al sedimentar su puerto, afectando al millón largo de personas que habitan aquí, una catástrofe mayor que cualquier otra, sin hablar del daño para el país que sería perder su mejor puerto.
Las obras del Dique tendrán efectos positivos sobre ciénagas y lagunas, asegurarán la pesca de las comunidades aledañas, controlarán la intrusión de la cuña salina y garantizarán así el suministro de agua dulce adecuada para el acueducto de Cartagena.
Y por supuesto, librarán al Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo de los lodos que, junto con el calentamiento global, matan sus corales a velocidades alarmantes.
Ojalá que la firma del contrato de hoy sea el inicio del fin de los problemas ocasionados por el Canal del Dique en la región.
El contratista entrará en una etapa de recolección de datos e información para pasar de la llamada Fase 0 a la Fase 1, en la que se hacen los estudios básicos y el diseño de las obras, para culminar con la Fase 2, que ya no estará a cargo de la misma compañía, aunque esta seguirá de asesora durante la construcción del proyecto.
El cronograma indica que las obras estarán construidas entre agosto y septiembre de 2017. Aunque las experiencias recientes alrededor del Dique asustan e incitan al escepticismo, desde hoy hay razones para ser optimistas, sin que por eso se pueda bajar la guardia.
Y también tendremos que pensar desde ahora en la restauración de la bahía de Cartagena, cuyos fondos tienen varios metros de lodo, impidiendo la vida de flora y fauna. La tarea apenas comienza.
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