Editorial


El enroque entre Villegas y Pinzón

Juan Carlos Pinzón, aún ministro de Defensa mientras lo reemplaza en su cargo el todavía embajador de Colombia en Washington, Luis Carlos Villegas, cayó de pie, porque a su vez reemplazará a Villegas en la capital gringa, pero este “enroque” prestado al ajedrez intenta enviar varias señales al país y al mundo.

Quien sale de Mindefensa es visto como un guerrerista por algunos, pero esa es una visión torpe, caricaturesca y facilista de la firmeza de Pinzón, y de la estrategia entre él y el presidente  Santos de jugar al bueno y al malo, ocupando Pinzón este último rol indispensable para dialogar de paz en medio de la guerra. Pinzón tenía el deber de no “darle papaya” en ningún momento  a las Farc ni a la opinión pública durante las conversaciones de paz y por eso a veces parecía contradecir a su jefe, pero no pasaba nada, porque ese era el juego establecido. No en balde Santos dijo de Pinzón que es un “compañero leal, inigualable”.

Y la postura era más que un juego, una actividad crucial, porque no podía el Gobierno arriesgarse a que las Farc se pararan de la mesa de negociaciones habiéndose fortalecido militarmente después de varios años recibiendo palizas, especialmente en el gobierno de Uribe, y usando al proceso de La Habana como otra etapa de la estrategia de “todas las formas de lucha”, consigna típica del comunismo ortodoxo y utilizada en El Caguán cuando la agrupación subversiva, sintiéndose muy fuerte, había pasado de la guerra de guerrillas a la de posiciones, con grandes agrupaciones de sus combatientes tomando territorios y tratando de hacerse fuertes en ellos, en vez de la táctica usual de atacar en pequeños grupos y huir sin darle la cara a las tropas del Estado.

Así que sería un gran error suponer que alguna vez Pinzón se enfrentó a Santos, cuando en realidad eran dos caras de la misma moneda. Y llevar a Villegas al Mindefensa debe enviar la señal de que se fue un halcón y llegó una paloma, dado que ya Villegas estuvo sentado en los diálogos de La Habana, aunque debe tener las mismas instrucciones de su antecesor de no ceder nada gratis, y a la vez debe darle confianza en los diálogos a los empresarios del país, cuyo gremio lideró durante varios años al estar al frente de la Andi.

Llevar a Pinzón a Washington debe complacer un poco más al partido Republicano, que sentirá tener un interlocutor muy válido y con imagen de halcón, mientras que la ida de Villegas al Mindefensa debe agradar un poco más al ala izquierda de los demócratas, que lo verán como más moderado, aunque sin dejar de ser un capitalista hasta los tuétanos. Haber estado al frente de la Andi debe ponerlo por encima de toda sospecha de “izquierdista” y a la vez mejorará la confianza de las Farc en el proceso, dado que ya lo conocen personalmente.

En la realidad Villegas y Pinzón no son muy distintos, y por eso es tan fácil que intercambien sus roles sin ningún traumatismo, aunque falta ver si Villegas logra tener la misma confianza de los militares que tuvo Pinzón. 

Ojalá que a ambos les vaya muy bien en sus nuevos roles.

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