El jefe del Estado venezolano, Nicolás Maduro, este empleando todos los medios, incluyendo la represión violenta, para impedir que en ese país se lleve a cabo el referendo revocatorio, que sabe que perdería por una enorme diferencia, porque ya la gente está cansada de pasar hambre y de que las entidades del gobierno no les den las medicinas que requieren para tratar sus enfermedades. Primero intentó dilatar el proceso, para que se vencieran los términos, y la oposición no pudiera llevarlo a feliz conclusión, como lo auguran las firmas recogidas, que ya sobrepasaron las necesarias, luego difundió la versión de que muchas de ellas eran fraudulentas, y finalmente acudió a las armas, para amedrentar a quien haga campaña contra él, considerado en la República hermana como un crimen que se castiga con la cárcel. Cualquier posición contraria a lo que defienda el oficialismo es de hecho penalizada drásticamente, con lo cual Venezuela se ha convertido en una dictadura y su presidente en el más cruel de los tiranos. Maduro quiere afianzar su poder y consolidar lo que llama revolución en supuesta defensa de los pobres, hoy día los más perjudicados en el país vecino.
La idea es erigirse como dictador supremo, y a la manera de Cuba, instaurar allí un régimen de partido único, donde la propiedad privada no tenga validez y se haga lo que el mandatario diga. Todo aquel que se queje está mintiendo y por decreto se ordena la felicidad. Lo peor es que el plan de Maduro no solo involucra a Venezuela, sino a los países de la región, cobijados por el llamado Socialismo del siglo XXI. El problema es que va quedar sin respaldo del mundo, especialmente de Europa, donde la derecha parece afianzar su ideología, excepto de los países que amparan el terrorismo y que están interesados en fortalecer esa falta de democracia.
Maduro llevó a Venezuela a su peor crisis económica de la historia y hoy en día sus principales ciudades son las más inseguras del mundo, y para acallar la protesta de su comunidad, saca a sus esbirros a la calle para que ataquen a quienes no comparten el régimen. Venezuela era un país rico, pero la corrupción que los chavistas ejercen y permiten desde el Gobierno, lo ha convertido en uno miserable que solo es mantenido a punta de violencia y enfrentamientos.
Todas las encuestas dan como seguro perdedor a Maduro, por una amplia ventaja, y por eso el mandatario quiere impedir a toda costa que se haga el referendo revocatorio. Corresponde a la comunidad internacional impedirlo. Si lo que se quiere es salvaguardar la voluntad popular al elegir a Maduro, aún hay dudas sobre el número de votos depositados. Pero la, oposición ha entendido que todo eso quedó atrás, como los venezolanos entienden que viven una hora amarga y que la única salida es hacer uso de la Constitución para sacar al tirano, y ella ofrece el mecanismo del revocatorio para ello,
Lo que no pueden los países latinoamericanos es aceptar un diálogo que no es más que una distracción. A impulsar el referendo.
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